Ya en el libro Suerrender: 40 canciones, una historia, el legendario Bono conseguía una minuciosa y fascinante auto exposición que dejaba al descubierto los vínculos entre sus procesos emocionales y los tejidos creativos de sus composiciones, otorgándole así un nuevo significado a la huella que han dejado en la mente y corazón de los fans de U2 y por supuesto dentro de la cultura popular.
Sin embargo, en esta adaptación fílmica titulada Bono: Stories of Surrender, de la mano del director Andrew Dominik -Rubia (2022)-, sorprende dando continuidad al proceso al materializarlo a través de su voz, gestual y corporalidad, interpretando una lúcida selección de los episodios clave del relato, acompañado de un par de músicos que le ayudan a enriquecerlo tanto a nivel narrativo como en la construcción de seductoras atmósferas dentro de un inusual retrato dramatizado con aire documental que, si bien pierde cierta espontaneidad y resulta menos fúrico con relación a la obra escrita, es igual de fascinante.
Se trata de un monólogo musical autobiográfico en el que contando tan solo con unas cuantas sillas y una mesa, hace valer las convenciones teatrales permitiéndose incluso recrear muchos de los pasajes de su vida tomando el rol de los otros personajes con los que mantuvo charlas que a la distancia, van de lo melancólico a lo gracioso y lo casual.

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El escenario consumido por las sombras y enmarcado con el rumor del público que se convierte en un personaje sin rostro pero latente, poderoso y dispuesto a llenarle de cariño, se dimensiona a través de los recorridos a 360 grados de una cámara puntual a la hora de buscar la intimidad que descubre al ser humano conmovido con sus propias confesiones, mientras la luz hace trazos sobre tonalidades a blanco y negro de viñetas donde el tiempo y el espacio obedecen a las reglas de los recuerdos saltando entre los sentimientos, y en veces recurriendo a la voz en off sobre la interpretación de las canciones para mantener las disertaciones encaminándose a encontrar la plenitud del color en el justo momento.
Si pensaban que fue maravillosa la experiencia de re significar a través de la lectura las emblemáticas Irish, With or Withou you, Beautifull Day, Sunday Bloody Sunday y demás, prepárense para una conmovedora y estilizada extensión del viaje ahora a través de la pantalla, guiados por quien a los ojos del mundo, y contrario a lo que él mismo confiesa que es a la práctica, se convirtió en el líder de una de las bandas más grandes de la historia de la música. Bono: Stories of Surrender se puede ver en la plataforma de Apple TV.
¿De qué trata el libro Suerrender: 40 canciones, una historia?
“Nací con un corazón excéntrico…” “Siento como si un mago me cortara por la mitad con una sierra.” Desde los primeros enunciados está presente el espíritu de poeta musical capaz de hacer de pasajes cotidianos una épica urbana fantástica translúcida, seductora y alejada de la literalidad.
Aunque esta vez los sonidos a los que suele recurrir para expresarse se materializan solo en palabras, su vibrante naturaleza se percibe por el simple hecho de que quien las está escribiendo ha acompasado con sus discos muchas etapas de nuestra vida, y su eco persiste en nuestra mente, despertando con inmediatez y contundencia cuando lo leemos hablando de sí mismo y teniendo como base, tal cual lo indica su título, 40 de sus canciones.
Pero eso no es todo, aquí el legendario Bono también da rienda suelta a la irreverencia, el sarcasmo y la melancolía que le caracterizan, para usarla como combustible de un ejercicio de auto exposición que revela los vínculos entre la lírica de dichas composiciones y los episodios de su vida, otorgándole un nuevo significado a la huella que han dejado en el colectivo popular, hasta dar forma a párrafos impregnados de ese rumor de fondo que el mismo explica, le empuja al desaliento, y con el cual se ha mantenido en intenso conflicto desde que era un joven escuchando a The Ramones en los barrios al norte de Dublín, hasta ser un dios del rock con pretensiones de activista social -cuyas disertaciones aquí comparte-, encontrando los argumentos que le han valido con todo merecimiento levantar la voz en escenarios internacionales enfocados en encontrar soluciones a la pobreza.
Una batalla de la que ahora hace recuento refiriendo temas como O’Clock Tick Tock, Mysterious Ways y Miracle Doug, desmenuzando la carga de tristeza y alivio incluida en Irish, la compleja disyuntiva que surge de los múltiples rostros de los amantes y cómplices plasmada en With or without You, la necesidad que se convirtió en evocación para dar origen a One, y el significado que encontraron en la fechas discos completos como Songs of Innocence. Al descubierto quedan los tejidos de canciones que él define como sus rezos para dar fe de cómo entre el caos creativo y la furia que le convierten en una contradicción en si mismo, dado su irreductible compromiso con la no violencia en contraste con sus problemas de control de la ira, emerge la fuerza del vocalista de U2, una de las bandas más grandes de la historia, y que tras cuatro décadas ha logrado mantenerse unida pese transitar desde sus inicios sobre una tensa línea sostenida entre dos extremos, cuya disparidad ejemplifica al citar estrofas como la de Rejoice “No puedo cambiar el mundo/ pero puedo cambiar el mundo que hay dentro de mi” y la de Lucifer’s Hands “Ya no tienes el control de mí, yo soy/ Sí, puedo cambiar el mundo.”

