Viñetas colosales y pletóricas de colorido que a veces se extienden hasta a dos páginas completas, para lucir a los protagonistas con trazos firmes y en posturas de espectacular heroísmo, dentro de escenarios de épica constante que apenas ofrecen breves respiros con algunos cuadros irrumpiendo sobre ellas o elaborando ágiles secuencias que mantienen el hilo de la historia. Que mejor manera de narrar este primer encuentro entre dos clásicos de los cómics de superhéroes, en donde además participa uno de los más interesantes villanos tanto de Marvel como de DC, Galactus, el imparable ente cósmico devorador de planetas, del cual su insaciable hambre resulta ideal para hacer un cruce que hasta parece natural con Superman, al involucrar su búsqueda de alimento con la extinción de Kriptón, lo cual por lógica conduce al encuentro con los legendarios Cuatro Fantásticos.
Lo mismo sucede con la inclusión de Hank Henshaw mejor conocido como Cyborg-Superman, cuyo origen de por sí ya era una aun más dramática versión de Red Richards y compañía, lo cual en este caso permite que de inmediato establezca con ellos un muy conveniente vínculo para que pase a ocupar un rol de antagonista muy al estilo del Doctor Doom, que muchas veces es un peligroso aliado a conveniencia.
La historia que además juega con las realidades alterna es muy simple y todo gira alrededor del momento en que Superman habrá de pasar a ser el nuevo heraldo de Galactus, y aunque las implicaciones de ello, que incluyen al personaje confrontando su código moral con su nueva labor de mensajero de la muerte; se exploran muy poco, hay apuntes hacia ellas que no dejan de ser interesantes, y por otro lado el desarrollo de la narrativa que consigue el célebre guionista e ilustrador Dan Jungerns -La Muerte de Superman- tanto a nivel visual como de guion, es sólido y a tambor batiente, haciendo de este Supermán/ Fantastic Four un divertido y trepidante vehículo de entretenimiento, con todo el espíritu de los crossovers que tanto emocionaban hace algunas décadas. Se publicó en 1999 y por si fuera poco la portada es obra de Alex Ross -Marvels-, quien ya entonces marcaba tendencias con su inigualable estilo pictográfico.
JVR

