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Ironheart, aún hay corazón en las producciones de Marvel

Ironheart retoma la fórmula de un concepto sumamente funcional a nivel cinematográfico que lograron mantener en la cumbre del éxito por más de diez años

Ironheart, aún hay corazón en las producciones de Marvel.
Ironheart, aún hay corazón en las producciones de Marvel. Foto: tomada de X: @MarvelStudios.

Sin que Thunderbolts haya sido una maravilla ni mucho menos, al menos nos hizo pensar que Marvel realmente se dio cuenta de que más vale enfoque que cantidad, y ya era tiempo de retomar la fórmula de un concepto sumamente funcional a nivel cinematográfico que lograron mantener en la cumbre del éxito por más de diez años. Lo cual sin duda ahora confirman con Ironhead, serie que teniendo en la producción al director Ryan Coogler -Sinners (2025)-, saca a la ya conocida Riri Williams -personaje creado en los cómics por Brian Michael Bendis y Mike Deodato, cuyo debut para el cine fue en Black Panther Wakanda Forever (2022)- del escenario preestablecido como becada del MIT y elegida a suceder a Tony Star dada su capacidad en la ingeniería, para regresarle al barrio de Chicago donde creció, empujándole a redefinir sus objetivos y darle sentido a su obsesión por construir una armadura que solo le ha traído problemas.

Es el proceso de madurez juvenil en un entorno donde la falta de recursos que le impiden dar rienda suelta a su capacidad en la elaboración de artefactos, se mezcla con las tragedias del pasado para originar un muy particular sistema informático independiente que, así como le sirve de apoyo a la hora de usar el traje de Ironhead, también es una proyección de sus carencias emocionales, convirtiéndose en otra de sus complicaciones, mientras además sufre ataques de ansiedad, se involucra con una banda de criminales y se sumerge en el mercado clandestino de la tecnología.

De tal modo, varios temas son puestos sobre la mesa, yendo de la salud mental al de las implicaciones del uso de la Inteligencia Artificial y el estatus que puede llegar a dársele, en los cuales si bien el tratamiento no profundiza, si arroja apuntes a la hoy tan necesaria conversación sobre los mismos, alejando así de la completa frivolidad los seis episodios de una serie que por supuesto no escatima en las secuencias de acción, entregando entretenidas intrusiones en empresas y complejos científicos, espectaculares combates aéreos e intensos enfrentamientos cuerpo a cuerpo, entrelazados con emotivas secuencias a la hora de que surgen los recuerdos sobre el padrastro asesinado de Riri y su taller mecánico, con el auto clásico sobre el que este trabajaba reclamando un fuerte significado y uso a la hora de la confrontación final en un guiño que raya el absurdo, pero que va acorde al tono de la aventura.

Sin embargo, pese a que los tiempos de elaboración, reparación y resguardo de la armadura muchas veces manufacturada con desechos, y la transportación de la misma resultan inverosímiles incluso dentro de su propia ficción, amén de que las autoridades y la institución de la que es sustraída se desentienden muy fácilmente del hecho; en realidad el desarrollo de la propuesta encuentra la solidez gracias a un entramado donde vuelve a tomar fuerza la sombra de Obadiah Stan, alias Iron Moger, muy bien encaminado a cuestionar aquello que define al héroe.

JVR

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