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Alien Earth: Episodio cuatro, el grito sigue estando contenido

La serie está ubicada dos años antes de los hechos narrados por la película Alien de 1979; esperamos que el Xenomorfo reclame el protagonismo que le corresponde

Alien Earth, cuarto episodio
Alien Earth, cuarto episodio Foto: X @MikelMetal

Aunque para este cuarto episodio la serie Alien Earth, precuela spin off ubicada dos años antes de los hechos narrados por la película Alien de 1979, entrega a cuenta gotas las dosis de angustia y terror que en la saga fílmica se detonaban a partir de la simple conciencia de saber que el Xenomorfo estaba cerca, las líneas argumentales que apuntan a dilemas éticos y morales dentro de un discurso sobre la existencia, resultado de la transgresión de la condición humana a partir de la experimentación científica, el avance tecnológico, el condicionamiento de los intereses comerciales y, por supuesto, la irrupción de peligrosas criaturas espaciales desconocidas; se siguen desarrollando con consistencia otorgándole cierta complejidad a la trama, y además ahora recurriendo a la coacción y el chantaje como una eficaz herramienta para intensificar la tensión entre los personajes.

Gracias a ello es que la relación entre el ciborg Morrow y el joven híbrido Slightly, que pintaba para ser una especie de mentoría con tintes infantiloides, se encamina como oscura y perversa manipulación al elaborar un nuevo y retorcido plan para obtener a una cría de los especímenes que la corporación Weyland-Yutani reclama como suya, lo cual sirve de paso para dar a conocer algo más sobre la familia del ya mencionado chico cuya mente se encuentra en un cuerpo sintético de adulto.

El mismo modo el hermano de Wendy se ve obligado a quedarse como empleado de Prodigy con tal de estar cerca y protegerla, mientras ella asimila el inesperado vínculo que ha establecido con la especie Alien, lo cual es quizás lo más interesante en cuanto a la expansión del concepto de la franquicia pensando en las implicaciones de poder entender lo que se dicen dichas criaturas o incluso poder comunicarse con ellas. Algo que ya en su momento se había apuntado con el clon de Ripley en la película Alien resurrection (1997), y que aquí podría explorarse más a detalle.

Por otro lado, la crisis de Nibs con respecto a su condición artificial, pese a que con su locura cliché parece una hostiéis de lo más convencional, al aludir a la maternidad adquiere cierta profundidad apuntándose en la tradición de los dilemas robóticos planteados por el legendario escritor y científico Isaac Asimov, además de que ofrece uno de los momentos más tensos del episodio durante la sesión con la doctora a cargo.

Del dueño de la compañía hay muy poco que se pueda destacar mientras siga presentándose con extravagancias y exageraciones que rayan en la caricatura y le restan fuerza a las metáforas que hace en relación con el cuento de Peter Pan y Wendy, pero el menos cumple con su rol destinado a provocar el inminente desastre cuando se pierda el control sobre sus creaciones y las diferentes criaturas espaciales.

Y en cuanto al espeluznante destino que sufre una oveja en los laboratorios, se agradece el cuidado en la manufactura y ejecución de una cruel variante de invasión de cuerpo que se convierte en un pequeño recordatorio del horror que debería de venir en los siguientes episodios de la serie, algo en lo que, aunque sin dejar de ser envolvente y entretenida, nos sigue quedando a deber, mientras esperamos que el Xenomorfo reclame el protagonismo que le corresponde.

Alien Earth está disponible en Disney+ y estrena un episodio nuevo cada miércoles.

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