No sólo se trata de lo llamativo de la propuesta que se cuenta desde la perspectiva de un perro, de la cual podemos rastrear algunos antecedentes en cómics como Rover Red Charlie de Garth Ennis —sobre unos cuadrúpedos enfrentando la apocalipsis—, sino de una minuciosa conjunción de las peculiares y a veces enigmáticas reacciones que suelen presentarse en estas amadas mascotas, con los códigos propios del cine de género, lo cual en términos generales aunque no logra generar altos decibeles de miedo, sí desarrolla la tensión necesaria para mantener el interés en todo momento, pero sobre todo la verosimilitud.
Y es que en Good Boy: Confía en su instinto el riesgo de terminar por humanizar al canino es latente, pero gracias la claridad con la que se plantea su relación con el humano, aprovechando desde las veces en que tal vínculo pasa a ser lo único importante, hasta aquellas otras donde los cambios de actitud de este último redundan en regaños y castigos injustificados, amén de lo estudiado de las actitudes en dichas mascotas cuando parecen estar viendo algo que los demás no percibimos o la irreductible fidelidad que les caracteriza y les hace arriesgarse ante lo inexplicable; la película consigue que el uso de la perspectiva a ras de piso y los ángulos furtivos de la cámara omitiendo ver el rostro de las gentes, cobre todo el sentido del mundo al llevar a los personajes fuera de la ciudad para así sumergirles en el concepto de “casa embrujada” con todo y las respectivas presencias sobrenaturales.
Lo anterior, producto además de una evidente y depurada experiencia en el entrenamiento de perros, le otorga una enorme carga de realismo a la ópera prima de Ben Leonberg, pese a que hay un par de secuencias en que la ficción se debilita debido a que el protagonista peludo reacciona casi como lo haría una persona.

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Cierto que la anécdota es muy sencilla, los sustos no son tantos y la trama puede ser algo repetitiva, pero la narrativa es sólida, respetuosa de los lineamientos de la fórmula, y el inusual enfoque refresca por completo los lugares comunes con atmósferas envolventes.
Good boy: Confía en su instinto, es una muy entretenida y espeluznante mezcla de inquietud y ternura con espíritu de producción independiente, que le otorga nuevas ínfulas al cine de terror. Tras ser proyectada en el Festival de Sitges, ya llega a la cartelera mexicana.

