Don Cheadle transforma a Miles Davis en un gánster

Don Cheadle transforma a Miles Davis en un gánster
Por:
  • sergi_sanchez

Don Cheadle fue Miles Davis antes de decidir serlo. Cuando el trompetista ingresó en el Rock and Roll Hall of Fame en 2006, fue Vince Wilburn, su sobrino, quien pidió un deseo a voz en grito. Un periodista le preguntó: “¿Existe el proyecto de rodar una película sobre la vida de su tío?”, y él le contestó, rotundo: “Sí, y Don Cheadle va a ser el protagonista”.

La pelota estaba en el campo, aunque el actor de Crash no las tenía todas consigo: “Me reuní con la familia de Miles y me contaron algunas ideas que les rondaban por la cabeza, pero eran todas algo convencionales”, explica Don Cheadle desde una suite del hotel Adlon durante la Berlinale, donde presentó Miles Ahead fuera de concurso.

“No me interesaba volver a hacer un biopic. Es un género que ya había tocado en Hotel Rwanda y Talk to Me. ¿Para qué volver a él? Entonces les hice una contraoferta: ¿por qué no convertir parte de la vida de Miles en una película de gángsters? No se trataba tanto de ser fiel a la realidad como a la singularidad de su persona y de su música, y creía que ese género le venía como anillo al dedo”.

Cheadle no es ajeno al mundo de la música. En su adolescencia aprendió a tocar el saxo, y dicen que no se le daba mal. Era fan del saxofonista Cannonball Adderley, con quien había colaborado Miles Davis. Todos los caminos llevaban al genio: “Era uno de los músicos favoritos de mi padre. Me divertía poniendo sus álbumes en el tocadiscos a menos revoluciones para entender lo que estaba haciendo e intentar imitarlo. Estudiaba su música antes de soñar que un día iba a transformarme en él”.

Completó su improvisado máster en la carrera de Davis haciendo caso de los consejos que le dio Wynton Marsalis para Miles Ahead, después de aprender a tocar la trompeta para interpretar a Sammy Davis Jr. en el telefilme de la HBO The Rat Pack. Si se le pregunta por su disco de Davis favorito, arruga el ceño y empieza a recitar: Bitches Brew, In a Silent Way, Sketches of Spain… Difícil quedarse con uno.

Miles era un hombre difícil, de carácter impulsivo y violento, sobre todo con las mujeres. Sus problemas de salud

—una voz quebrada y ronca por la extirpación de unos pólipos en la garganta, neumonías, diabetes, enfermedades crónicas y adicciones a la heroína, la cocaína y el alcohol— no hicieron más que agriar su carácter.

Si se repasa su historial, la vida de Davis da para diez biopics de los que adora Hollywood. Pero Cheadle quería evitar las fórmulas, “no quería retratar a Miles Davis sino que la película fuera Miles Davis”; esto es, con sus altibajos, sus puntos de fuga, su violencia a flor de piel, su locura camaleónica.

Cheadle no quería abusar de los típicos planos del músico tocando en conciertos, sudando cada nota, porque lo que le interesaba de verdad era “saber lo que le pasaba por la cabeza”. Ese enfoque poco convencional le cerró las puertas de los grandes estudios. “Si no llega a ser por el crowdfunding y porque puse dinero de mi propio bolsillo, no sé si estaríamos teniendo esta

conversación”, bromea.

En la industria del cine no hay garantías de nada, ni siquiera si te llamas Don Cheadle y has sido nominado al Oscar.

Lo cierto es que Cheadle intentó encontrar un director para Miles Ahead, porque sabía que estar delante y detrás de la cámara, y con más razón tratándose de su ópera prima, iba a ser agotador. Pero no hubo manera de dar con alguien que se comprometiera como

él con el proyecto.

Que Ewan McGregor aceptara participar en él fue definitivo para completar la financiación. Moraleja: de algún modo, el diario de bitácora de la producción de Miles Ahead explica por qué buena parte de la comunidad afroamericana boicoteó los Oscar. “Se supone que Hollywood representa a nuestra comunidad, pero eso no es cierto. Cuando se toma la decisión de hacer una película, no me imagino a los ejecutivos encerrados en sus despachos, atusándose sus bigotes y diciendo: ‘Vamos a mantener fuera del negocio a los asiáticos, a los latinos y a los negros. Pero es evidente que todos decidimos según nuestras preferencias, y quien dice preferencias, dice prejuicios”, admite Cheadle.

click para ver gráfico