Compartir habitación puede ser una gran experiencia, pero también representa un reto cuando se trata de mantener la privacidad, el orden y el estilo personal. Ya sea entre hermanos, roomies o incluso en espacios de renta compartida, encontrar formas creativas de dividir el espacio puede mejorar la convivencia y brindar a cada persona su propio rincón.
Existen diversas soluciones prácticas y estéticas que permiten aprovechar al máximo cada centímetro de las recámaras sin necesidad de hacer remodelaciones costosas. Estas alternativas pueden adaptarse a distintos estilos de vida.
- El Dato: Usar un panel tipo japonés es ideal para quienes buscan una separación visual y flexible, sin cerrar completamente el espacio.
Una opción es colocar estanterías abiertas o libreros como divisores. Estas estructuras permiten que la luz fluya entre ambos lados, evitando que el espacio se sienta cerrado. Se colocan de forma vertical, desde el piso hasta el techo, y funcionan como un “muro parcial” que brinda cierta privacidad, al mismo tiempo que ofrece espacio para almacenamiento y decoración.
Si la habitación es pequeña, lo ideal es optar por una estantería poco profunda. También se recomienda dejar algunos huecos parcialmente vacíos o decorarlos con objetos bajos como plantas, libros o figuras de colección, para permitir el paso de la luz.
Para quienes desean mayor privacidad, se pueden añadir paneles de mimbre o tela dentro de los cubos de la estantería. Esto ayuda a cubrir un lado sin hacer que la estructura se vea pesada.
- El Tip: elegir tu ropa de cama, cuadros, lámpara o algún otro elemento decorativo ayuda a que todos se sientan en su propio espacio.
Otra alternativa para dividir la habitación es usar un panel tipo japonés, ideal para quienes buscan una separación visual y flexible sin cerrar completamente el espacio. Este tipo de división aporta un estilo minimalista y armonioso. Se trata de una estructura ligera, con un marco de madera o metal delgado y secciones cubiertas de papel o tela traslúcida. Puede deslizarse, abrirse o plegarse según las necesidades, y no requiere instalación fija.
El color también puede ser un recurso útil para delimitar los espacios personales dentro de una misma habitación. La idea es que cada persona tenga un estilo y decoración propios. Se pueden elegir tonos contrastantes pero armónicos, como verde y beige, gris y azul petróleo, o terracota y blanco.
Para marcar las diferencias, es recomendable que cada quien seleccione ropa de cama con estampados distintos, lámparas con diseños únicos, y otros elementos decorativos que reflejen su personalidad. Aunque los estilos sean opuestos, es importante encontrar un punto en común, como el tipo de mobiliario o una paleta base neutra, para mantener coherencia visual y evitar que el cuarto luzca caótico.
En habitaciones pequeñas, los espejos colocados estratégicamente no solo cumplen una función decorativa y práctica, sino que también ayudan a crear una sensación de mayor amplitud.
Además, es fundamental crear microambientes individuales: usar audífonos, mini bocinas o difusores de aroma personalizados contribuye a establecer una atmósfera propia. También se pueden incorporar alfombras tipo foam acústico o paneles de tela que absorban el sonido, lo cual es ideal cuando se comparten horarios o rutinas diferentes.
No importa qué tipo de separación se elija, lo importante es que cada zona refleje la personalidad de quien la habita. Permitir que cada persona decore su lado —eligiendo su ropa de cama, cuadros, lámpara o alfombra— ayuda a que todos se sientan en su propio espacio, aun dentro de una habitación compartida.
