Riqueza cultural

Tenayuca, a 100 años de su hallazgo y en el olvido

Tenayuca fue el primer centro chichimeca en el Valle de México; tuvo su auge en el Posclásico y fue redescubierto arqueológicamente en 1925

Tenayuca, a 100 años de la excavación de la gran capital chichimeca
Tenayuca, a 100 años de la excavación de la gran capital chichimeca Foto: Gráficos | Armando Armenta y Roberto Alvarado

La zona arqueológica de Tenayuca fue, probablemente, el primer centro hegemónico y político chichimeca en la Cuenca del Valle de México. El sitio, cuyo nombre significa “lugar amurallado”, estuvo ocupado desde finales del Clásico, pero tuvo su auge en el Posclásico. Liderado por su líder Xólotl hacia el 1224 d.C., este grupo nómada se estableció temporalmente en las cuevas del cerro del Tenayo, para después establecer su ciudad e iniciar una campaña de expansión que lo llevó a dominar una extensa área que abarcaba parte de los actuales territorios de los estados de México, Tlaxcala, Hidalgo, Puebla y Morelos. Tras su abandono en el siglo XIII, fue hasta 1925 que las exploraciones arqueológicas en la zona revelaron la pirámide y varias estructuras que hoy en día se pueden visitar gracias a los procesos de salvamento y reconstrucción que tuvieron lugar hace 100 años.

Tenayuca, a 100 años de la excavación de la gran capital chichimeca
Tenayuca, a 100 años de la excavación de la gran capital chichimeca ı Foto: Gráficos | Armando Armenta y Roberto Alvarado

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Zona arqueológica de Tenayuca, en el olvido y sin recursos

› Por Adriana Góchez

En el centenario del redescubrimiento de la zona arqueológica de Tenayuca, en Tlalnepantla, Estado de México, el sitio se encuentra en el olvido, sin recursos ni personal suficiente para resguardarla. A pesar de su importancia, es el ejemplo más antiguo de una típica pirámide doble azteca y se cree que su estilo fue replicado en el Templo Mayor, en la capital del país.

“Ahorita sí está en el abandono, desgraciadamente se fijan más en las zonas arqueológicas más concurridas, no hacen un estudio necesario para todas las demás. Está complicado, pero no es de años atrás, es de décadas que no le dieron la importancia que tiene”, dijo a La Razón un trabajador de la zona arqueológica que pidió el anonimato por miedo a represalias.

El empleado aseguró que “los túneles se están colapsando, hay que apilar, pero tiene que sellarse toda la pirámide, darle mantenimiento para que pueda evitarse esa absorción de la humedad. En las escalinatas hubo tres colapsos, ya son hoyos, pozos que se están derrumbando.

Este diario constató que en la zona arqueológica de Tenayuca, desde el inicio se exhiben las carencias, dos letreros reciben al público en el Museo Xólotl: “Rechazo al recorte presupuestal para la cultura. Exigimos más presupuesto para el 2025 al INAH” y “Presupuesto para los trabajadores de las áreas sustantivas del INAH”.

Al admirar el Templo Mayor de Tenayuca se observa el descuido en el que está la zona arqueológica: se observa musgo que genera humedad en la piedra, serpientes con piezas faltantes o incluso pedazos de piedra sobre lo que antes fue una serpiente. Además, figuras de este tipo con líquenes que se deben eliminar, según el INAH en sus recomendaciones para el mantenimiento preventivo de un sitio.

La falta de atención no es nueva en la zona arqueológica en la que comenzaron las exploraciones en 1925, pues la especialista Beatriz Zúñiga Bárcenas, en su tesis de maestría Los túneles de exploración como agentes de deterioro estructural del Templo Mayor de Tenayuca (2021, UAM), alertaba sobre la falta de trabajos de rehabilitación y que sólo se han hecho cuidados paliativos en la construcción.

“Aunque los documentos evidencian intentos orientados a la restauración de los túneles, las intervenciones fueron esporádicas; generalmente respondieron a un siniestro (colapso) y casi siempre estuvieron a cargo de personal no calificado. En pocas ocasiones se reporta la participación de especialistas. Por lo tanto, se puede afirmar que el tratamiento en los túneles ha sido paliativo; existe un deterioro acumulado durante más de noventa años”, observó.

En el documento, Beatriz Zúñiga Bárcenas advirtió que el Túnel 1, en el Tramo 2, requería “atención inmediata”.

“Es el espacio donde se concentra la mayor carga de la edificación; al mismo tiempo es la que acumula más humedad. La carga ejercida más la humedad descendente han ocasionado múltiples fracturas y flexión en las tabletas de concreto de la cubierta. Han ocurrido colapsos”, señaló.

A esta situación se suma la falta de seguridad en la zona arqueológica, pues de acuerdo con el trabajador, hay cuatro personas durante el día y dos veladores, pero se requiere de cuatro elementos más.

“Los cuatro nos encargamos de dar servicio al público, de la limpieza al museo, el mantenimiento a la pirámide, del resguardo de las piezas y la seguridad de la zona. Necesitaríamos otros cuatro y que nos surtan de material: gasolina, mantenimiento a las máquinas de podar pasto, herramientas, papel, jabón, equipo de limpieza. Nosotros mismos tratamos austeramente de echar a andar las máquinas”, dijo.

Señaló que han externado esta situación al director del INAH, Diego Prieto. “Esta situación se agravó con el pretexto de la pandemia. Seguimos en la lucha y en la misma austeridad por falta de presupuesto, nos dicen que no hay (recursos) o que lo están gestionando”, indicó.

Mientras Tenayuca I presenta dichas dificultades, la II, ubicada a unos 200 metros, está peor; ese día estaba cerrada y desde la reja se observaba el pasto sin podar, incluso sobre la pirámide.