La celebración para recibir el nuevo año está marcada por múltiples costumbres y cábalas arraigadas en diferentes partes del mundo.
En México, una de las más conocidas es la de comer 12 uvas —una por campanada—, pues cada una de ellas simboliza un deseo o propósito para los meses venideros.
Esta práctica tiene su origen en España, a inicios del siglo XX; la versión más aceptada señala que en 1909, productores de uva de Alicante promovieron el consumo de uvas para aprovechar un excedente de cosecha; con el tiempo, la costumbre se extendió a América Latina.
En nuestro país, la uva no sólo es parte de las tradiciones, sino que también es un cultivo relevante: Sonora y Baja California concentran la mayor producción nacional y entre las variedades más comunes están la Red Globe, Flame Seedless, Thompson Seedless y Perlette, usadas tanto para consumo fresco, producción de vino y, en estas fechas, como símbolo de renovación y esperanza para el mejor inicio del 2026.
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