Gráfico Jorge Guzmán La Razón
En el Mes de la Patria continúa La Ruta del Mezcal Pierde Almas, ahora en Polanco con el impulso del Grupo Raising the bar (La Chopería, Lucky Luciano y Malbec Caserón Porteño), al tiempo que inaugura la mezcaloteca en los restaurantes estilo mexicano/ pub/ bar /cantina de La Chopería Polanco y Condesa.
La mezcaloteca es un singular aparador lleno de mezcales, cual piezas de museo, donde la adoración a Mayahuelt —diosa del pulque y el maguey— viene a constituir un rito cada día más común entre los jóvenes de hoy. Si hay mezcal hay celebración. Y para todos los males, mezcal, y para los bienes también: el mezcal se toma a besitos, no a tragos; así lo respetas y te respeta.
En este concepto exótico y rupestre bar y pub mexicano conviven lo popular con la vanguardia, la gastronomía nacional con las tapas, las hamburguesas con los tacos y los molcajetes de la abuela llenos de camarones, arracheras y pollo. Es una cocina para agasajarse, un lugar muy mexicano de vanguardia para celebrar las Fiestas Patrias; y si se pone bueno, pues también hay tubo para las chicas entusiastas.
De las piedras del horno al candor de la noche. A diferencia de otras bebidas, que admiten una fabricación industrial, para el auténtico mezcal se debe seguir un proceso gobernado por los designios de la naturaleza: el florear del maguey después de largos y difíciles años de crecimiento, el calor almacenado en las piedras, la trituración en un rústico molino, una fermentación sin prisa —libre de todo agente químico—, una destilación prístina, exacta, para lograr que lo único que llegue a la botella sea el espíritu de una planta, su esencia enriquecida y generosa.
El mezcal denominado Pierde Almas recoge conocimientos ancestrales que le otorgan un sabor único. Es producido con tres variedades de agave: espadín, mexicano (dobadaán) y tobalá. Su graduación de alcohol oscila entre los 42 y los 53º, sin embargo las propiedades naturales de la planta y el cuidadoso proceso de elaboración le confieren un sabor sofisticado y distintivo, inolvidable al paladar.
Familias de artesanos oaxaqueños de diversas comunidades del estado participan en todas las etapas de su elaboración, desde la siembra y el cuidado de las crías de maguey hasta la manufactura de sus características etiquetas hechas con papel de fibras naturales.
Se crea un nuevo concepto: el mezcal de autor, una bebida con la cual se identifica el trabajo invaluable de los maestros mezcaleros, cuyo nombre y firma aparecen en las etiquetas, como reconocimiento a ellos por ser precisamente quienes encarnan de manera fiel una tradición de la cual nos sentimos orgullosos.