Por primera vez en la historia un mexicano dirige la Organización Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ). Se trata de Max Trejo Cervantes, quien el pasado fin de semana asumió la Secretaría General del único órgano del mundo dedicado a la juventud y además, gracias a su trabajo con los 21 países de habla hispana, logró posicionar el tema Juventud, Emprendimiento y Educación, en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Colombia.
“El mejor momento de la historia para ser joven es ahorita, por las herramientas que nos rodean, y por eso luchamos desde la OIJ para que todos los países de Iberoamérica firmaran y nos acompañaran en un pacto que involucre distintas políticas públicas para que los jóvenes sean actores estratégicos del desarrollo económico, desarrollo político y desarrollo social de sus lugares de origen”, dijo.
En entrevista con La Razón, en el marco de la Cumbre Iberoamericana en Cartagena, Colombia, precisó que en los próximos cinco años de su gestión como secretario general de la Organización Internacional de Juventud el reto que tiene es transformar la realidad juvenil, cerrar las brechas y los abismos que existen en aspectos como empleo, educación o salud.
“Tenemos que abocarnos para que los países posicionen a los jóvenes como actores estratégicos. Vigilaremos que no se quede en retórica pues nosotros tenemos un potencial tremendo en nuestra región; son más de 160 millones de personas que tienen un talento increíble y estamos convencidos de que ellos pueden ayudar, que son un activo en nuestros países y que tenemos una oportunidad para que ellos nos ayuden en la transformación social y sean catalizadores del desarrollo”, destacó.
¿Qué significa dirigir esta organización en la que has trabajado el último lustro? Es un orgullo, un sueño hecho realidad porque esto partió de un fracaso. Yo había sido Premio Nacional de la Juventud en 2009 y lastimosamente en el 2010 quise intentar competir por este organismo pero no se me dio la oportunidad. Trabajé en él en la secretaría general adjunta y ahora que tuve la oportunidad de volver a competir los países me eligieron por aclamación.
Es un sueño hecho realidad, no sólo por ocupar la posición, sino por lo que desde ahí podemos construir. Es una plataforma muy bonita y por eso planteamos un proceso de transformación de la organización.
¿De qué se trata y con qué fin hicieron ese cambio? La Organización Iberoamericana de Juventud era un organismo que casi no trabajaba para los jóvenes y pensaba: qué incongruencia tan grande. Ahora cambiamos el nombre a Organización Internacional de la Juventud para Iberoamérica, que además es el único que hay en materia de juventud en el mundo; un organismo que trabaje más allá de las instituciones y se centre en las personas.
Que pueda actuar más allá en todos los entes sectoriales por donde pasa la política de juventud, que son empleo, educación, salud; que se vincule también con el entorno, con la cooperación internacional y que deje de ser retórica de los gobernantes.
Asumes en un momento especial en el marco de esta Cumbre, donde el lema y el propósito de los presidentes es justamente cómo impulsan a los jóvenes en Iberoamérica. ¿Cómo vas a trabajar ello? A eso venimos a esta Cumbre; a ver y a comprometer realmente a todos los actores de alto nivel de cómo transitamos del discurso político de la juventud a la acción política. Hicimos abogacía durante muchos meses para que se diera el tema de la juventud y le agradecemos a la Secretaría General de Iberoamérica y a Colombia, que nos escucharon y se hizo realidad.
Queríamos una cumbre de juventud que saliera de la participación decorativa a una participación efectiva. He tenido la posibilidad de participar en muchas cumbres y en eventos alrededor de ellas, en donde muchos jóvenes proponíamos, sacábamos ideas y no tenían eco nuestras propuestas, pues lo máximo que se lograba era que un presidente se tomara la foto..
¿Cómo fue el trabajo para lograr convencer a todos de que voltearan a ver a los jóvenes? Emprendí 21 foros nacionales, uno en cada uno de los países con una misma metodología, con una representatividad de nuestra realidad juvenil. No es lo mismo el joven urbano que el rural; el joven universitario o el indígena; del norte del continente o del sur. Entonces nos juntamos e hicimos propuestas que ayuden a cambiar la realidad juvenil.
Recorrimos más de 100 mil kilómetros para llegar hasta esto, porque no podíamos llegar a un pacto de juventud sin los jóvenes; así es que estas ideas de todos los actores centrales las sumamos con las declaraciones ministeriales de todos los rubros, como son educación, salud y desarrollo social, y en conjunto logramos el consenso para entregar ese documento a todos los presidentes y Jefes de Estado de Iberoamérica con gran éxito.
