Hondureño narra su historia de deportación

“Mi vida se quedó allá, en EU están mi esposa mexicana y mi hija”

asegura que el país vecino lo regresó a México encadenado de pies y manos; autoridades estadounidenses te tratan como criminal, dice; critica sistema migratorio de nuestra nación

Migrantes con cubrebocas y esposados ​​de manos y pies a bordo de una aeronave militar en Fort Bliss, el jueves 30 de enero de 2025, en El Paso, Texas.
Migrantes con cubrebocas y esposados ​​de manos y pies a bordo de una aeronave militar en Fort Bliss, el jueves 30 de enero de 2025, en El Paso, Texas. Foto|AP

Ricardo Hernández es originario de Honduras. Desde hace más de 10 años radicó en Miami, Estados Unidos, donde se dedicaba a la siembra de brócoli y otras verduras, pero, hace una semana, su vida cambió por completo cuando, debido a las políticas migratorias de Donald Trump, fue capturado por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) estadounidense y deportado, primero a México y luego a su país.

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En nuestro país, Ricardo estuvo en Tamaulipas, donde lo llevaron encadenado de pies y manos desde que lo capturaron en la nación vecina. Relató que él tenía la esperanza de que sólo fuera una pesadilla, pero ya estando en México vio su realidad. “Mi vida se había quedado allá; allá están mi esposa y mi hija. Mi esposa es mexicana, pero desde que está pasando esto, ella se ha encerrado con la niña para no ser deportadas”, contó.

Narró que en el campo donde trabajaba, más del 90 por ciento de los trabajadores son mexicanos, de distintos estados, y confesó que para él es importante poder regresar, pero ahora no está dispuesto a arriesgarse, pues la experiencia, dijo, no fue nada agradable.

“Creo que en Estados Unidos no es un mito que nos ven como criminales, porque así te tratan desde que te capturan; nos dicen que ‘manos al suelo’. Algunos entre el campo alcanzan a correr, otros no corren y otros no tenemos de otra porque los policías están ahí rodeándote. Luego, te llevan a un cuarto donde te dicen que puedes hacer una llamada, pero si no te contestan, ya te fregaste porque no te dejan hablar a nadie de nuevo”, detalló.

Ricardo describió que en la participación de las redadas “hay de todo”, desde los agentes que parece ser que no quieren lastimarlos, hasta los que “sacan todo su coraje”.

Comentó que, después de capturarlos, y en caso de no establecer contacto con algún familiar, los llevan al lugar desde donde los trasladan a sus países de origen, pero señaló que a la gran mayoría de centroamericanos “nos abandonan; hay algunos que nos dicen: ‘pues allá en México te van a llevar para tu país’. En mi caso, sí fue así, pero allá me quitaron todo, en Estados Unidos. Yo traía unos 500 dólares, pero me dijeron que eso era de allá, a mi país llegué sin nada”, relató.

Para Ricardo Hernández, el ICE cuenta con procedimientos específicos y dijo que son mejores para el manejo de migrantes en comparación con el servicio de migración mexicano que, dijo, le falta capacidad, ya que “muchas veces tiene peor trato y peores modos”.

Aun así, aclaró que no quiere decir que el trato de los estadounidenses sea mejor; sin embargo, mencionó que sí observó una mejor organización de parte del personal en Estados Unidos.

Para su fortuna, ya logró comunicarse con su esposa gracias a las redes sociales, pero confesó que de momento no piensa en intentar cruzar la frontera, porque no quiere pasar de nuevo la batalla que enfrentó, y mientras tanto trabajará en su país. En su narrativa, confesó que actualmente siente que está entrando en un periodo de depresión por sus circunstancias, ya que dejó a su esposa e hija de 11 años “al favor de Dios”.

Luego de que Donald Trump llegara a la presidencia de EU por segunda ocasión, la deportación masiva de jornaleros migrantes es una de las que más se ha registrado, y Ricardo, quien lleva años trabajando en el campo, dijo que esto podría impactar negativamente en las cosechas y la economía del sector agrícola de ese país, pues la falta de mano de obra afectará también la cadena de suministro de alimentos, provocando inflación.

Los estados de California, Texas y algunos del medio oeste y del sur de Estados Unidos tienen muchos lugares de cosecha en los que laboran migrantes. Miami, Florida, y el condado de Kern, en California, tienen grandes cultivos de naranjas y han sido unos de los más afectados por la falta de trabajadores detenidos en las redadas.

En Bakersfield, una de las ciudades agrícolas más importantes de California, habló brevemente “Martha”, quien dijo que las redadas han causado pánico entre los jornaleros migrantes, ya que algunos de ellos han sido detenidos en puntos clave y “ya todos tenemos miedo. La verdad, yo ya ni quisiera hablar, porque esta gente, los del ICE, están constantemente viendo qué hacemos, dónde salimos, a dónde vamos. A mi hijo lo regresaron; estábamos juntos trabajando y no alcanzó a correr. Dijo que tenía a los agentes cerca, no sé si fue mejor o peor, pero lo que se está viviendo es triste”, lamentó.