Inicia travesía internacional el 6 de abril

Buque Cuauhtémoc ya se prepara en Acapulco

El navío arriba a la bahía con un disciplinado zafarrancho de la tripulación; en las siguientes semanas cargará agua y comida para sus 8 meses que estará en distintas latitudes del mundo

El Buque Escuela atracado en la zona naval de Acapulco, Guerrero, ayer.
El Buque Escuela atracado en la zona naval de Acapulco, Guerrero, ayer. Foto|Ulises Soriano|La Razón

En Acapulco, Guerrero

Al son de “La Bikina”, interpretada por Luis Miguel, el Buque Velero Escuela Cuauhtémoc ayer hizo su entrada en el puerto de Acapulco, Guerrero.

El imponente navío, orgullo de la Armada de México, estará en la bahía hasta el 6 de abril para reabastecerse y alistarse para su próxima travesía internacional de ocho meses, en la que llevará el nombre de México a distintas latitudes del mundo.

A lo lejos, Acapulco lucía en el horizonte, mientras la tripulación, enfundada en su uniforme azul de rayas blancas, pantalón azul marino y tenis choclo, ejecutaba con disciplina el zafarrancho de llegada.

Durante una hora, el barco cobró vida con el ir y venir de marineros que, como piezas de un engranaje, ajustaban los últimos detalles para la maniobra final.

Bajo un sol abrasador y con el rostro cubierto de sudor, cinco hombres y cinco mujeres escalaron el mástil y el trinquete, dejando a medio despliegue las velas del navío. La maniobra, más que un simple protocolo, es un acto de elegancia, tradición y un saludo visual al puerto.

  • El Dato: A bordo viajarán 270 tripulantes incluidos cadetes de todo el país, quienes recibirán formación en navegación, lectura de cartas marítimas y mantenimiento del buque.

Las banderas de los países visitados ondeaban en lo alto, recordando los mares que ha surcado el Cuauhtémoc en sus 40 años de servicio; además en la popa, la monumental bandera mexicana ondeaba con majestuosidad.

Al cruzar la bocana —la entrada a la bahía— el sonido agudo del pito marinero rompió el silencio, alertando a la tripulación para tomar sus puestos en la cubierta.Con movimientos precisos, los marineros maniobraron para atracar en la zona naval de Acapulco, mientras la música festiva envolvía el momento, convirtiendo la llegada en una auténtica celebración.

Durante las siguientes semanas, el buque cargará en sus bodegas con enseres básicos como agua y comida para sus ocho meses. Los cadetes que formarán parte de la tripulación, no sólo recibirán instrucción naval; sino también serán parte de una comunidad que se refuerza día con día en altamar.

Entre partidos de Turco-Cesto —una adaptación marinera que hizo la tripulación del buque del basquetbol—, o películas con espíritu marino; también la cocina forma parte fundamental de la vida.

El cabo Ramos, explicó a La Razón que “la comida más rica que se puede comer es la de los barcos, y más la nuestra”. Esto, dijo, se debe a la comunidad que se crea a lo largo de los meses en altamar “entonces la gente hace el doble de esfuerzo por cocinar y hasta la receta de la abuelita sacan”.

El tercer maestre de servicios generales de alimentación, Edgar Iván Reyes, comentó en entrevista durante la preparación del alimento del día, que hace cerca de 810 comidas diarias. Reveló el secreto para prepararla a bordo: “La comida al ser un momento único del día, siento que debe ser lo más agradable porque el trabajo y el estrés es mucho; y yo creo que la comida ayuda bastante a sobrellevar lo pesado; siempre hay que ponerle cariño”.

En la misma cocina, pequeña y siempre calurosa, también se encuentra el área de panadería, a cargo del maestre Oscar Ibarra Salmerón, quien deleita desde temprana hora con conchas, orejas, chocolatines y en ocasiones especiales pasteles de tres leches, brownies, y hasta flan napolitano.

La peluquería, también forma parte de los servicios fundamentales al interior del ARM Cuauhtémoc, pues semana a semana, deja de casquete corto y con despunte a los miembros de la tripulación.

El capitán de navío Víctor Hugo Molina Pérez (izq.), ayer.
El capitán de navío Víctor Hugo Molina Pérez (izq.), ayer. Foto|Ulises Soriano|La Razón

“Un viaje de práctica te cambia la mentalidad”

Horas antes de atracar en el puerto de Acapulco y comenzar el proceso de abastecimiento para su viaje número 45, el capitán de navío Víctor Hugo Molina Pérez, comandante del Buque Escuela Cuauhtémoc, aseguró que quienes causan alta en el barco insignia de la Marina se transforman.

“Hacer un viaje de práctica a bordo del Buque Escuela Cuauhtémoc te cambia completamente la mentalidad, te hace superarte a ti mismo. Desde que los cadetes llegan y se embarcan aquí, empiezan a adquirir los conocimientos de la navegación a vela, como se navegaba a la vieja usanza”, comentó a La Razón.

Bajo el entusiasmo por la navegación, pero con la seriedad de alguien que tiene bajo su mando una tripulación de 270 personas en sus cruceros más largos, explicó que los cadetes que se embarcarán recibirán instrucción en navegación astronómica y electrónica; cinemática; control de averías y contra incendios; meteorología, además de responsabilidades de un oficial de guardia en el puente de mando.

“A bordo se da un semestre de clases. Somos la extensión de la Heroica Escuela Naval Militar. La misión que nosotros representamos en cada país que vamos, cada puerto que visitamos, representamos no sólo a la institución, también somos representantes de todo un país. El buque es un embajador, porque llevamos con nosotros el mensaje de paz y buena voluntad del pueblo de México”, afirmó.

En los nueve viajes que ha realizado el ahora capitán reveló que aprendió una máxima: “En el buque y en la Armada tenemos un dicho: los imposibles los hacemos a diario y los milagros de vez en cuando. Pero todo es posible en el Buque”.