El concepto del “Triángulo Dorado” ha vuelto a ponerse sobre la mesa, con una geografía distinta. Tradicionalmente se ubicaba entre Sinaloa, Durango y Chihuahua, con antecedentes en el llamado “cuadrilátero dorado” de los años 60 y 70, escenario de la Operación Cóndor.
Especialistas consultados por La Razón advierten que este mapa se ha transformado para incluir a Baja California, en especial Tijuana, como epicentro del trasiego y producción de drogas sintéticas.
Abraham Serrano, especialista en inteligencia, recordó que, a diferencia de la época en que la amapola era la base de la producción de heroína, ahora la fabricación de sustancias como el fentanilo y la tusi ha modificado por completo la dinámica.
- El Tip: El jueves, la organización GI-TOC informó el surgimiento de un nuevo “triángulo dorado” de droga y armas entre México y EU, conformado por BC, Sonora y Sinaloa.
“Ya no se necesita un acondicionamiento biológico para sembrar amapola. Con un laboratorio clandestino y precursores químicos, cualquier sitio puede convertirse en centro de producción”, explicó.
Añadió que la frontera norte y los puertos ilícitos son hoy las rutas predilectas para traficar cargamentos que incluso provienen de Asia y Europa, con escalas en Canadá antes de llegar a México.
En este reacomodo, el Cártel de Sinaloa sigue ejerciendo dominio, aunque dividido en facciones, mientras que el Cártel Jalisco Nueva Generación busca disputar plazas claves: “No veremos a organizaciones del Noreste o del Golfo, porque no es su territorio, sino luchas internas entre células que antes fueron socios”.
Yair Mendoza, investigador de México Evalúa, subrayó la necesidad de replantear el debate público y gubernamental en torno a estos territorios, pues más que multiplicar las etiquetas de “triángulos dorados”, se debería hablar de “clústeres de economía criminal, racimos de estados donde convergen factores de frontera, logística y corrupción que permiten el florecimiento del crimen organizado”.
Lo crucial, advirtió, es que el Gobierno realice “diagnósticos regionales para entender cómo funcionan y decidir si se contienen o se atacan directamente”.