Ellos son los binomios, la perfecta simbiosis entre el ser humano y el caballo, que cada 16 de septiembre, durante la parada militar para conmemorar un aniversario más de la Independencia Nacional, hacen acto de presencia con su gallardía y marcialidad. Ellos son los jinetes, ellas las amazonas; y cada año se preparan durante más de un mes para mostrarse impecables ante la mirada de la nación.
Ayer, el Grupo Montado y de Honores de la Comandancia del Ejército Mexicano realizó prácticas para el Desfile Militar que tendrá lugar dentro de 10 días, en el que participarán, sólo de este agrupamiento, más de 50 binomios, de los cuales, 30 por ciento corresponderá a amazonas.
- El Dato: El grupo Montado y de Honores incluye la participación de la Comandancia del Ejército Mexicano, el Heroico Colegio Militar y el Centro Ecuestre de Alto Rendimiento.
La subteniente enfermera Jessenia Hernández Jiménez, con su uniforme de gala color verde militar, dijo a La Razón que desde niña soñó con pertenecer al Ejército.

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“Estar aquí con los animales es una de mis pasiones. Formar un vínculo con un caballo y llevarlo al desfile es, además de algo patriótico, mi pasión”, dijo, con la voz firme, aunque cargada de emoción.
Este año montará a Radar, con quien desde hace un mes ha creado un vínculo, pues la preparación no sólo es técnica. Quienes integran el grupo montado conviven día y noche con los caballos, limpian sus camas, los alimentan y trenzan su pelaje hasta lograr verdaderas filigranas que, más que ser parte de un protocolo, embellecen el andar del equino, ante la mirada de los espectadores.
Explicó que el vínculo se convierte en hermandad: “Hasta la hora del trabajo estamos con él y se arma un vínculo entre nosotros y… más que trabajo, pues es amor entre nosotros”.
Además, dijo que Radar es un ejemplar de temperamento sereno, con el que ella se funde en un solo cuerpo al cabalgar, como ocurre durante las prácticas que se realizan en las instalaciones del Grupo Montado y de Honores encallado cerca del Bosque de Chapultepec.
En tanto, con rigor y orgullo, el capitán segundo de caballería, Yoan Aldair Pacheco Aguirre, revisa el uniforme de gala que portará en el desfile. “La población va a poder disfrutar de estos hermosos caballos que han sido adiestrados junto con nosotros para que el 16 de septiembre puedan desfilar bien”, relató. Y no sólo se refirió a la marcialidad de los movimientos, sino al espectáculo visual, que es producto de semanas de trabajo minucioso.
Detalló que el “ritual” para preparar al caballo requiere de paciencia y detalle: desembarcarlo, alimentarlo, dejar que se desestrese del traslado y después iniciar la transformación.
“Podemos tardar de 30 a 40 minutos en vestirlo. Primero lo limpiamos, luego trenzamos la crin con un peine de cinco centímetros, usando gel para que quede firme. Después se coloca la mantilla, el albardón, las bridas y las borlas. Todo esto distingue al caballo y lo hace ver elegante”, además del petatillo, un grabado estilo ajedrez que se hace en las grupas del caballo, detalló el capitán, mientras hablaba a Concord, su compañero.
Radar y Concord son caballos Santa Gertrudis, criados en los potreros militares de Chihuahua. Para los jinetes y amazonas, sin embargo, son más que equinos de desfile: son compañeros de vida.
La conexión debe ser absoluta, insistió Pacheco Aguirre: “Uno debe conectar con nuestro caballo para saber cómo se siente al momento de estar desfilando. Saber qué tiene y controlarlo, sin estar nervioso, para que el caballo también esté tranquilo”.
La subteniente Hernández, en tanto, recordó que éste será su cuarto desfile. Sus padres y hermanos, desde Acapulco, siguen cada transmisión por televisión y la ven avanzar con Radar entre aplausos y miradas: “Siempre se han sentido muy orgullosos, lo graban en video y lo enseñan a todo mundo, y eso me llena mucho”.


