Desde el cielo hasta la tierra, las Fuerzas Armadas (FA) de México, con liderazgo femenino y una presencia inédita de mujeres, desplegaron este martes su capacidad operativa para responder ante emergencias y garantizar la procuración de justicia en el país; además, este año fueron presentados diversos destacamentos con nombres de heroínas nacionales, en homenaje a la participación de las mujeres en la historia mexicana.
Marcialidad, gallardía, honor, elegancia y practicidad fueron sólo algunos de los distintivos que presentaron las secretarías de la Defensa Nacional y la Marina durante el desfile conmemorativo del 215 aniversario del inicio de la gesta heroica de la Independencia de México.
La parada militar reunió este 16 de septiembre a más de 16 mil efectivos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional (GN), acompañados por un despliegue de casi 700 vehículos, un centenar de aeronaves, unidades navales, caballos, canes y aves rapaces, en una exhibición inédita de fuerza y disciplina.
- El Dato: La Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que para el resguardo de los asistentes al desfile participaron 3,709 oficiales, 193 vehículos, 67 motocicletas y 3 ambulancias.
Entre las primeras demostraciones, desde el aire, el Escuadrón Guerreros Mexicas de salto acrobático ejecutó un salto de infiltración desde un helicóptero MI-17 de la Guardia Nacional a seis mil pies de altura. La teniente intendente paracaidista Jessica Anaí Lozano Arteaga fue la primera en tocar tierra y la encargada de darle a la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, Claudia Sheinbaum, el parte de novedades, el cual culminó con un certero “sin novedad”.
Con el himno de los paracaidistas, los seis “chutes” —conoce a los paracaidistas en el argot militar— emprendieron el descenso. “¡Somos paracaidistas, vamos del cielo a la misión!”, cantaba el coro monumental de la Defensa, mientras el público en el Zócalo, entre cada aterrizaje de los miembros del escuadrón, se aferraba por momentos a sus asientos y una vez que tocaban tierra entre humo tricolor.
También desde los cielos, la Fuerza Aérea, la Armada de México y la GN ejecutaron formaciones acrobáticas de gran precisión. Una de ellas corrió a cargo del escuadrón Orca, conformado por tres aeronaves de carga, una de ellas un Boeing 727 perteneciente a la GN, el cual ha ayudado a transportar víveres a Acapulco luego del huracán John.
Otra presencia importante fue la de las aeronaves Texan, que son utilizadas para reconocimiento; sin embargo, esta vez trazaron líneas de humo blanco sobre el firmamento de la Plaza de la Constitución. También la formación “flor de Liz” por aeronaves exclusivas para acrobacias, que pintaron el cielo de verde, blanco y rojo.
El Halcón 2.1 XB-BLL, fabricado en Celaya por la empresa mexicana Horizontec, se convirtió en una de las novedades del Desfile Cívico-Militar, al ser la primera aeronave ligera deportiva diseñada, construida y certificada en México en casi siete décadas. Tras obtener su aprobación de tipo por parte de la AFAC, este modelo biplaza ya registra vuelos locales y se proyecta para entrenamiento, vigilancia y uso recreativo, con la posibilidad de incorporarse como opción de las FA.
Mientras, en tierra, algunos de los contingentes que desfilaron este 16 de septiembre llevaron por nombre a distintas heroínas de la patria, como un homenaje a la participación de las mujeres en la historia nacional.
El bloque Histórico y de Regiones Indígenas rindió tributo a Josefa Ortiz Téllez-Girón, informante clave de la conspiración de 1810. En este segmento participaron guerreros mexicas y representaciones de pueblos originarios. En el contingente del Sistema Educativo Militar se honró a Leona Vicario.
El agrupamiento de Defensa Nacional llevó el nombre de Manuela Molina, mujer indígena que alcanzó el grado de capitana insurgente, al tiempo que unidades del Ejército y la Fuerza Aérea conformaron el núcleo del contingente.
Con el título de Justicia y Paz, se recordó a Gertrudis Bocanegra, insurgente michoacana. En este bloque participaron tropas dedicadas a tareas de seguridad interior y construcción de paz. El contingente de Obras para el Desarrollo se nombró en honor a Juana Guadalupe Arcos, lideresa militar en la defensa de Cuautla.
El bloque de Plan DN-III-E y Plan Marina llevó el nombre de María Rita Pérez, insurgente que participó como espía y defensora del Fuerte del Sombrero. Finalmente, el agrupamiento Montado recordó a Mariana Rodríguez del Toro, promotora del levantamiento armado en la capital en 1811, con la participación de escuadrones de caballería.
Las infancias también jugaron un papel trascendental en la celebración de ayer, pues fueron soldados o marinos por un día y, en compañía de sus padres o madres, desfilaron en autobuses conmemorativos bajo un estruendoso aplauso.
Y quien también recibió una ovación de pie del presídium conformado por los tres Poderes de la Unión fue el contingente de la Marina Armada de México; pero no se quedó atrás el de la Defensa Nacional. Con matracas y vuvuzelas, la multitud que presenció la parada cívica y militar apoyó a los más de 16 mil elementos que partieron desde el Zócalo de la Ciudad de México y llegaron hasta Campo Marte. Incluso, algunas madres entusiasmadas llevaron la pancarta de “¡ésa es mi hija!”.
De madrugada, la tropa se alistaba para desfilar
Por Ulises Soriano
Al concluir los festejos patrios en el Zócalo capitalino, cuando la multitud regresa a casa entre el cansancio y la euforia, a 12 kilómetros de ahí, en el Campo Militar 1-A, la corneta rompe el silencio en los alojamientos para anunciar a los efectivos que ha llegado la hora de alistarse y marchar hacia la Plaza de la Constitución.
En el Agrupamiento Blindado del Ejército Mexicano, las luces se encienden y el teniente del arma blindada Suárez alienta al agrupamiento que tiene a su cargo: “¡Buenos días! Personal del agrupamiento blindado, ¡arriba! Llegó el día; hoy desfilamos ante México. Nos uniformamos, nos prestigiamos. ¡Ánimo!”.
Mientras tanto, la tropa ordena las camas y se enfunda en el overol verde olivo, distintivo de este agrupamiento para el desfile. Cada uno porta parches con su grado, apellido, tipo de sangre y la posición que ocuparán en alguno de los 51 vehículos blindados que recorrerán la Plaza de la Constitución.
- El Dato: Para la Subteniente de Caballería Diana Camila Juárez Roque, del 5.o Regimiento de Caballería Motorizada del Ejército Mexicano, el poder femenino comienza a tener fuerza.
Un lavado de cara, dientes y a hacer formación en medio de la oscuridad de un campo militar tan grande que empieza en la CDMX y termina en el Estado de México. A lo lejos, algunos gritos y cánticos para “echarle fibra” al levante.
RUGIR DEL MOTOR. A las 3:00 de la mañana, de acuerdo con los tiempos del protocolo, el agrupamiento debe estar en camino al Zócalo. Primero hay que quitar la lona de los vehículos; luego, revisar motor y aceite; el viernes pasado, todos los vehículos recibieron combustible.
A las 2:27 de la mañana del 16 de septiembre, frente al asta bandera del agrupamiento, la tropa escucha las últimas indicaciones: “Hoy es el día en el que vamos a demostrar nuestro adiestramiento. Échenle fibra. ¡Con la fuerza del blindaje!”, y la tropa respondió: “¡Venceremos!”.
Una vez más, la corneta marcó el paso. Con el toque de “todos a sus carros” en medio de la oscuridad, sólo fue perceptible el sonido de las botas cruzando el blindaje. Tras el toque de “enciendan motores”, los 51 vehículos arrancaron al mismo tiempo y la plazoleta del agrupamiento se estremeció con el rugido de los motores y el olor a diésel.
Los vehículos blindados como el M11 de reconocimiento, los Panhard de ataque con cañón y los Lynx se enfilaron para salir del Campo Militar. Mientras tanto, otros vehículos y destacamentos hacían lo propio.
LA CIUDAD QUE NO DUERME. A las tres de la mañana, el rugido de los motores marcó la salida del contingente desde el Campo Militar. Sobre la avenida del Conscripto, los curiosos aguardaban su paso: algunos levantaban el celular para grabar, mientras otros respondían con el claxon desde sus autos.
El trayecto de 12 kilómetros estuvo custodiado por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital, quienes abrían paso y frenaban a los rezagados conductores que aún transitaban por las arterias de la urbe.
Al avanzar los blindados —varios de ellos en servicio desde 1983—, un grupo de vecinos hizo sonar una matraca y ondeó una bandera desde un balcón iluminado con luces tricolores. Desde la torreta de un M11, un tirador respondió con emoción: el respaldo ciudadano rumbo al desfile, confesó, no sólo es “motivador”, sino también un verdadero “orgullo”.
En esta ciudad insomne, el estruendo de los cláxones se mezclaba con el eco metálico de las orugas. El silencio de la madrugada, que apenas comenzaba a apagar los festejos patrios, se quebraba a cada paso del agrupamiento blindado. La escena se repitió frente a la Diana Cazadora, bañada en verde, blanco y rojo.
Cada gesto de apoyo encontraba respuesta: un saludo desde las hileras de soldados o el sonido de sirenas y claxon desde los vehículos. Era un intercambio breve, pero cargado de simbolismo.
Aunque los blindados pueden alcanzar velocidades de hasta 120 kilómetros por hora, la caravana avanzó con calma; el trayecto tomó una hora para no forzar los motores y por estrictos protocolos de seguridad.
En las inmediaciones de Pino Suárez e Izazaga, la unidad de blindados estacionó pasadas las cuatro de la mañana.
Dos horas más tarde, el personal concluía los preparativos: banderas firmes, armas aseguradas y la munición en su sitio. Todo quedó listo para esperar el inicio del desfile militar.