A más de uno sorprendió la forma en que la Presidenta Claudia Sheinbaum capoteó ayer la amenaza que representaba para su visita a Guerrero una protesta de maestros de la CETEG, cuyos modales todos conocemos. Cuando la mandataria se dirigía al Polideportivo de Chilpancingo, un grupo de docentes le cerró el paso. Lejos de perder la calma, la mandataria se asomó por la ventanilla de la camioneta en la que se transportaba y, con un megáfono, expresó: “Les voy a pedir un favor, vamos a guardar silencio un momento, vamos a recoger el pliego petitorio de los maestros y después les voy a pedir, por favor, que abran espacio”. Sin superar la sorpresa, la dirigente estatal de la organización gremial, Elvira Veleces Morales, le entregó a Sheinbaum una hoja con sus demandas y sí, le abrieron paso. Ya en el evento, acompañada por la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, la Presidenta exclamó: “¡Que vivan los maestros!” La bomba había sido desactivada. Qué tal.