Van de puerta en puerta y por redes

Ante redadas, crean redes de protección

Migrantes aseguran que vecinos conducen y vigilan las plataformas digitales para crear una respuesta rápida; paisanos disminuyen bullicio en restaurantes, lugares de fe...

Manifestantes protestan frente a las instalaciones del ICE en Chicago, el viernes. Foto›AP

Frente al asedio del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en contra de la comunidad migrante, los colectivos de activistas se organizan para crear redes de apoyo y de advertencia de puerta en puerta y en redes sociales, para poder anticiparse a las redadas policiales.

Nino Brown, organizador del Centro de Liberación de Chicago y de Puño (Pilsen Unidos por Nuestro Orgullo), señaló que los recientes hechos de asedio a migrantes “son redadas que desfavorecen siempre al que menos tiene. Son redadas militarizadas en barrios obreros; nosotros creamos respuestas rápidas en actos con este nivel de violencia”.

“Llamamos a las puertas, formamos a los vecinos, preparamos a nuestra gente antes de que aparezca ICE. Y cuando aparecen, estamos preparados. La gente sale y busca las actividades de ICE. Conducen, vigilan las redes sociales y llaman a las puertas (para advertir). Así es como nos mantenemos a salvo, como hemos estado a salvo desde esta administración, que más que hacer justicia ha llevado el terror”, señaló.

  • El Dato: El departamento de Seguridad informó el viernes que ha realizado casi 550 arrestos en Chicago desde que lanzó la Operación Midway Blitz hace menos de dos semanas.

Carnitas Don Pedro, un negocio ubicado en el 1113 W 18th Street en Chicago, Illinois, es conocido como “las mejores carnitas estilo Michoacán”.

Al poner un pie dentro del local, a través del aroma y sabores, automáticamente te transportas al estado mexicano, conocido por su gastronomía; sin embargo, “los últimos meses, el transitar ha sido reducido, incluso a niveles de pandemia”, dijo un comensal asiduo, que prefirió no dar a conocer su nombre por el miedo latente a ser deportado.

El hombre de 42 años, quien ha vivido en Chicago desde hace muchos años, relató a La Razón que el estacionamiento de Carnitas Don Pedro ha sido abarrotado los domingos con trabajadores, sobre todo de barrios obreros migrantes, quienes reciben de empleados del lugar la oferta gastronómica. Relata que nunca antes, salvo en la llegada del Covid-19, las multitudes habituales se difuminan ante el miedo.

Los mexicanos le han bajado el volumen a su habitual bullicio en restaurantes, lugares donde profesan su fe o donde simplemente adquieren sus productos para su supervivencia en un país que “cada vez nos expulsa más; cada vez pareciera que silencian a la comunidad mexicana. No sabíamos qué ocurriría en los festejos por el mes patrio, porque muchos ya ni festejar quieren; otros tienen miedo y otros sólo vemos desaparecer nuestros lugares, aquí”, dijo el trabajador de una planta procesadora de alimentos.

Sobre este tema, Martha González, académica de Claremont College, músico y activista cultural, compartió la experiencia del colectivo Poder Comunitario en Los Ángeles, California, Estados Unidos, con énfasis en el uso de la música como una herramienta para la organización social y la visibilización de las luchas de comunidades migrantes, especialmente vendedores ambulantes.

Al hablar del trabajo de Margarita González, poeta migrante y organizadora comunitaria, señaló que, a través de formas poéticas tradicionales como la décima espinela, expresó las experiencias de resistencia y dignidad de quienes sobreviven en contextos de precariedad.

“Margarita les escribe a los vendedores ambulantes, a quienes hacen cultura en las calles, y yo les canto”, contó la investigadora, al explicar cómo la música es parte integral de las movilizaciones sociales y no un simple ornamento.

La práctica artística, sostuvo, “es sagrada y útil, porque denuncia y transforma, y este es ahora un buen momento para no silenciar esos espacios”.

En el centro de Los Ángeles, California, Estados Unidos, una referencia de la comunidad mexicana es la Placita Olvera, llamada así en honor a un juez local llamado Agustín Olvera. En 1930, la calle fue cerrada y convertida en un mercado al estilo mexicano, en el cual se llevan a cabo celebraciones, eventos musicales y danzas, las cuales se han visto mermadas ante las recientes redadas.

“Creo que ahora todo se hace con duda, no sabemos si salir, quedarnos o cómo accionar, en espacios que fueron seguros y de fiesta para nosotros. No se sabe en qué momento llegará el ICE y se llevará a alguno de nosotros”, señaló.

“En California siempre se celebra y se ve comida mexicana por estas fechas; entonces, sólo nos queda seguir organizándonos para no tener sorpresas”, dijo Martha Amador, una microempresaria de la zona, quien asegura que “le hemos bajado el volumen a la música, y nos volvimos más cautelosos, en lo que vemos qué pasa”.