Nos comentan que la disculpa pública ofrecida ayer por el extitular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, por el incendio registrado el 27 de marzo de 2023 en Ciudad Juárez, que costó la vida de 40 migrantes, sonó, por decirlo de algún modo, hueca. Resulta insuficiente para los deudos de las víctimas, nos dicen, la excusa de quien tenía a su cargo la política migratoria de México en el sexenio anterior. En abril, un juez suspendió el proceso penal que enfrentaba Garduño a cambio de la disculpa ofrecida ayer, lo que no dejó satisfechos a colectivos que apoyan a personas en tránsito. Hay quienes recuerdan los tiempos en que había tal ética en el servicio público que las responsabilidades políticas se pagaban, o con ceses fulminantes, o con separaciones voluntarias del cargo, por elemental dignidad. Pero en el caso que nos ocupa, Garduño se mantuvo en su puesto. Y le gustó tanto la silla, que se quedó en ella un tiempo más. Uf.