Las lluvias torrenciales que cayeron el fin de semana en Nezahualcóyotl, nos dicen, pusieron a prueba no sólo la infraestructura urbana, sino la capacidad de respuesta institucional. En cuestión de horas, el oriente del Estado de México pasó de la normalidad a la emergencia, con ocho mil familias afectadas en alrededor de 120 cuadras. La respuesta de los tres niveles de Gobierno, en especial del federal, encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum, en coordinación con el municipal y el estatal, se dio a través de bombas, pipas, censos y apoyos. Pero lo más destacado fue la decisión política de la gobernadora del Edomex, Delfina Gómez, de acometer la atención de ésta con la impronta de su Gobierno: recorrer las calles, hablar con vecinos y asegurar apoyos inmediatos sin descuidar la educación a distancia, son señales de que, tras su informe, la narrativa no se queda en los auditorios, sino que se traduce en acción sobre el terreno.

