Quien, dicen, anda en San Lázaro con una bolsa en la cabeza es Cuauhtémoc Blanco, culpable de que todo México cayera en cuenta de que a dos años de distancia del fin de la pandemia de Covid-19, las y los diputados siguen entregados al home office. Y es que, a pesar de varios intentos para que los legisladores se tomen en serio su labor y asistan presencialmente a desquitar la jugosa dieta que perciben por representar a los mexicanos, ha sido el quemón que se dio el exfutbolista —que no pudo legislar y jugar pádel al mismo tiempo— lo que ocasionó que se terminara esta prerrogativa, a la que, nos cuentan, no querían renunciar muchos de Morena. Ayer, la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, apretó la tuerca a sus compañeros y les advirtió que esta semana, cuando se discutan temas clave como la Ley contra la Extorsión y la Ley de Ingresos, los debates serán de manera presencial, sí o sí. ¿Acatarán?