“No somos enemigos; defender a mi estado no significa confrontación con el Gobierno federal”, expresó un convencido Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, para poner fin a las diferencias con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que semanas atrás marcaron la relación entre ambos.

Con un saludo “codo con codo”, ambos cerraron un capítulo de intercambio de señalamientos y acusaciones a raíz de los hechos violentos registrados en Guadalajara para exigir justicia por el joven Giovanni López, muerto a manos de policías municipales de Ixtlahuacán.

De frente, sin intermediarios, López Obrador y Alfaro se comprometieron a trabajar de manera coordinada, sin regateos, en la lucha contra la inseguridad y el crimen organizado que afecta la paz y la tranquilidad de los jaliscienses.

“De nuestra parte, no vamos a regatearle el apoyo al Presidente de México en un momento en el que necesitamos sumarnos y trabajar juntos para salir de esta complicada situación en materia de salud, económica y, por supuesto, para enfrentar juntos a la delincuencia que lastima a la nación”, ofreció Alfaro.

Desde muy temprano se respiró otro ambiente alrededor de ambos, quienes se hablaron de igual a igual; la camaradería privó en todo momento y hasta en el trato hubo diferencia con el que dio un día antes López Obrador al mandatario de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez.

El Presidente marcó un discurso de conciliación y reconocimiento a las posturas de su anfitrión, no obstante algunas diferencias que son de dominio público. “En esta materia de la seguridad hasta en los momentos de más rispidez, de confrontación política, no hemos dejado de trabajar juntos, cosa que le agradezco mucho al gobernador de Jalisco”.

Alfaro agradeció el gesto presidencial y lo dejó claro: “En Jalisco hay unidad con nuestro Presidente, compartimos la necesidad de cerrar filas por el bien del país, y entendemos que no hay otro camino para enfrentar con éxito el enorme reto que significa recuperar la paz y la tranquilidad en todos los rincones del país”.

De forma insistente, el jalisciense puso por delante que defender al estado para ganar el respeto de quien ostenta el poder, no significa un acto de bravuconería, de simulación, de entreguismo o de discursos huecos por el cual optan otros.

UN NUEVO CAPÍTULO

 El jefe del Ejecutivo federal dio vuelta a la página de aquella declaración de que no se prestaría a un “show” con Alfaro, reuniéndose con él para superar el clima de confrontación entre ambos.

Halagó el trabajo del gobernador porque desde el principio se ha hecho cargo de coordinar las mesas de seguridad que se reúnen todos los días. Principalmente, recordó, cuando el estado es sede de un cártel (el de Jalisco Nueva Generación).

No dejó pasar el momento para refrendar su apoyo total y brindar seguridad al gobernante tapatío, tras las amenazas de integrantes de la organización que comanda Nemesio Oseguera, El Mencho.

“Vamos a protegernos mutuamente. Se va a seguir respaldando a los gobiernos municipales, a los gobiernos estatales. En este caso de Jalisco ante amenazas, intimidaciones, le decimos al gobernador Enrique Alfaro que no está solo, cuenta con el apoyo del Gobierno federal, estamos juntos para enfrentar el desafío de la delincuencia”, garantizó el Presidente, mientras Alfaro asintió con la cabeza.

Durante el encuentro también se abordó la puesta en marcha de la Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara, que podría entrar en operación el 1 de septiembre o cuando el Presidente “nos ponga la fecha”, expresó el gobernador.

Al concluir la inauguración de las instalaciones del cuartel de la Guardia Nacional en Zapopan, Enrique Alfaro se despidió de López Obrador con el deseo: “Ojalá venga más seguido, Presidente”.