“Somos miles de damnificados”, exclaman

Malestar por lenta llegada de ayuda, disputas y hasta reventa de agua

Afectados por Otis demandan llegada de víveres con mayor celeridad, pues no saben hasta cuándo aguantar; hay pobladores que comercian con el vital líquido

Debido a la escasez de agua, pobladores de Acapulco han recurrido a utilizar el río de la Sabina para lavar ropa y bañarse.
Debido a la escasez de agua, pobladores de Acapulco han recurrido a utilizar el río de la Sabina para lavar ropa y bañarse.Foto: Cuartoscuro
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En Acapulco, Guerrero

Entre gritos, jaloneos y empujones, decenas de familias en Acapulco se pelean por una despensa o por un litro de agua, debido a que no llega suficiente ayuda, y la poca que hay no alcanza para todas las personas damnificadas.

En colonias aledañas al puerto crece el malestar de la gente por la falta de apoyos de las autoridades, pues a cinco días del impacto del huracán, apenas un camión de la Marina y organizaciones civiles llegaron a la colonia Luis Donaldo Colosio a entregar despensas.

“Hemos podido sobrevivir con el apoyo de los familiares que tenemos de otras partes, porque como han podido nos regalan cosas para comer”, dijo Aurora Galeana, habitante del lugar.

Apenas llegó el camión de la Marina y cientos de personas se arremolinaron en el lugar para recibir un apoyo, lo que generó algunos conflictos, ya que la gente comenzó a meterse, lo que molestó a la multitud, que empezó a gritar y empujar. “Esto no alcanza, somos miles de damnificados, queremos comida y agua”, se escuchó entre la gente.

Isaí Orozco, vecino del lugar, comentó a este diario que el camión de la Marina es la primera ayuda que llega desde que pasó el huracán, debido a que la presidenta municipal o alguna otra autoridad no ha llegado para revisar la zona, ver los daños o levantar un censo de damnificados. Añadió que su colonia no se salvó de los saqueos y por eso les preocupa que el poco alimento que quedó, se acabe en unas horas.

Las despensas que llevaron las Fuerzas Armadas no fueron suficientes para toda la gente formada; por ello, en cuanto se terminaron, comenzaron los reclamos para la presidenta municipal y demás autoridades, pues aseguran se han tardado en enviar ayuda.

Hemos podido sobrevivir con el apoyo de los familiares que tenemos de otras partes, porque como han podido llegan y nos regalan cosas para poder comer

Aurora Galeana, Habitante de Acapulco

Molesta, Sandra Luz reprochó la falta de acción, pues aseguró que “no basta que nos traigan una camionetita con pequeña ayuda, porque eso no va a servir de nada. La gente está muy agresiva y no hay control; necesitamos agua; ya basta de darnos poco”, mencionó.

Otro factor del enojo social es la falta de recolección de basura, pues los desperdicios y animales muertos mantienen un clima pestilente en todo el ambiente. “Huele muy mal, queremos pensar que son perros muertos que están debajo de los escombros, pero en la mañana sacaron de esta calle a una persona que estaba debajo de toda la montaña de cascajo; entonces, quién sabe”, dijo una habitante.

“No han venido a recoger la basura, es una peste; necesitamos que se la lleven porque lleva días en la calle y hay debajo de los escombros perros muertos. Huele muy mal y los niños la están oliendo en todo momento esa peste”, expresó una vecina de la colonia Luis Donaldo Colosio.

En la zona cero es tanta la necesidad, que se han visto conflictos hasta por una botella de agua. En la costera Miguel Alemán, dos jóvenes fueron hasta Chilpancingo a surtirse de botellas de agua para revenderlas.

“Llévelas, son dos por cien pesos, están más baratas que en otro sitio; además, ya no va a encontrar, aproveche”, gritó el vendedor. Una vecina del lugar llegó a pedirle de regalo una botella, ya que tenía sed, lo que detonó un conflicto con el vendedor, quien defendió su mercancía al ver que se la querían llevar. Incluso, momentos después llegó una trabajadora de la Secretaría de Bienestar a comprarle las botellas para la señora, pero ya no quiso venderlas.

En la colonia Costa Azul, la gente espera tres horas para poder llenar sus garrafones de agua, que son abastecidos por personal de la Marina, quienes llegaron con una planta tratadora para ayudar a los habitantes. “Al menos ya tenemos un poco de agua, al menos vamos a beber algo y olvidamos la comida un ratito. Si nosotros estamos mal, imagínese las personas que están en el cerro, ellos ni salir han podido y se han de estar muriendo de hambre”, comentó una mujer que esperaba en la fila.

A cinco días del impacto del huracán en Guerrero, todavía se puede ver a personas sacando cosas de los pocos comercios que están en pie; algunos hasta con pistola llegan a los sitios, ahora a robarse lo que quedó, como anaqueles, rejillas y hasta sillas o mesas.