“No hay que temerle al fracaso en la ciencia”

“No hay que temerle al fracaso en la ciencia”
Por:
  • karla mora

Una Sofía Varela forma parte del escaso 33 por ciento de científicos en el país que son mujeres, lo cual es muy destacado en una sociedad ávida de conocimiento y más porque no todos los días se conoce de logros de mexicanos en este ámbito.

La doctora, que no pasa de los 40 años, es una de las 15 jóvenes científicas más prometedoras de todo el mundo, gracias a su investigación para desarrollar nuevos materiales no contaminantes que aceleren las reacciones químicas en el dióxido de carbono (CO2) .

La egresada de la UNAM admite que en sus logros hay una combinación entre esfuerzo y suerte, que le han hecho sobresalir en un ámbito donde la cereza del pastel fue ganar el premio L’Oréal-Unesco, del cual se enteró la misma semana de su boda.

¿Qué tanto impulso se le da al estudio de la ciencia en México? En México hay mucho interés de chicos que quieren ser científicos, la Facultad de Química está llena, por ejemplo; pero sí veo un desencanto porque hacer ciencia en este país es muy difícil y, al momento de acabar una carrera, muchos de los chicos buenos deciden irse o dejar la investigación y terminan en ventas o en asuntos que no tienen nada qué ver. Creo que afecta mucho.

¿A qué atribuyes que hayas podido sortear esta dificultad? Tuve la fortuna de tener unos padres que me hicieron no dudar de mí, y creo que irme fuera y estudiar algo novedoso me hace diferente. Yo llegué a un área de investigación completamente nueva y, a pesar de ser muy joven, sí soy conocida como alguien que sabe de este tema a nivel internacional. Puedo decir que yo aprendí a hacer ciencia en el primer mundo y ahora me toca empezar desde cero; para mí es el reto más grande que he enfrentado tener un laboratorio vacío, aprender a pedir dinero y a hacer ciencia con menos. Cuando llegué me dieron un laboratorio y tuve que buscar los apoyos del Conacyt, un proyecto del gobierno de Inglaterra, otro de la UNAM, conseguir equipos para llevar a cabo la investigación y poco a poco he reclutado estudiantes; apenas se graduará mi primer estudiante de licenciatura. Es un shock.

"Muchas investigaciones no van a llegar a nada, pero muchas otras sí, es apostar. En ciencia no hay que tener miedo al fracaso”

¿Es por esto que México no invierte en ciencia? Sí. A lo que también me enfrenté a la hora de escribir proyectos es que dicen ‘necesitas un proyecto; entonces, en tres años necesito el producto listo’, ahí les digo que yo hago ciencia básica, soy química, no ingeniera. Me encontré muchos proyectos en los que me pedían tener un producto final y ese es el gran error, porque para realmente tener la tecnología en un futuro tenemos que entender el proceso a nivel fundamental. Eso es uno de los retos más grandes en México: insistir en que los apoyos se dirijan a trabajar ciencia básica que en un futuro desarrollen la tecnología. Muchas investigaciones no van a llegar a nada, hay que entenderlo; pero hay muchas otras que sí, entonces es apostar. En ciencia no hay que tener miedo al fracaso.

¿Cómo ha sido la retroalimentación con tus estudiantes y qué consejo les darías para que no renuncien en el camino? Lo que más disfruto de haber vuelto a México son mis estudiantes. Entiendo con ellos cómo hacen un proyecto suyo y creo que casi todos tienen una visión científica, aunque hay unos con más ambiciones que otros; hay mucho miedo al futuro del país. Mi consejo es que encuentren algo que les guste. Muchas veces por miedo, por estereotipos de género o de clase o de lo que sea, deciden que eso no es para ellos.

¿Es difícil desempeñarse siendo una mujer científica? ¿Te sientes representante de este sector? Sí es verdad que hay una personalidad de mujeres que nos adaptamos más a un mundo de hombres que otras. También es verdad que las mujeres tenemos que mostrar que sí valemos al nivel que estemos. Es algo tan sutil que es difícil explicárselo a alguien que no es mujer. Actualmente y desde hace muchos años, en química la mitad de los estudiantes son mujeres; la tercera parte de las investigadoras son mujeres y en el Sistema Nacional de Investigadores son uno de cada cinco; eso quiere decir que más mujeres desisten en el camino. No podemos negar que hay algo que debemos atender. Sí siento una responsabilidad; me parece que el premio L’Oréal-Unesco para las mujeres en la ciencia está visibilizando para que podamos decir que se puede sobresalir y somos muchas. Para mí esto conlleva una responsabilidad de hacer las cosas bien.

¿Cuál sería tu mayor temor? Que no me renueven mi plaza; es muy exigente lo que nos piden en tres años. Otro temor es que, a largo plazo, en México se invierta cada vez menos en ciencia, no poder hacer mi trabajo aquí y quedarme sin recursos, aunque en este momento esté bien. No descarto irme, porque así es la vida.

El Dato: La universitaria recibió el reconocimiento el 14 de marzo en la sede de la Unesco, en París.