El lavado de pies en el Vaticano
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Como ya es tradición, cada Jueves Santo, se realiza el “lavado de pies”, recordando e interpretando el día en que Jesús se los lavó a sus doce discípulos antes de la última cena como ejemplo de humildad, por ello, año con año, los papas y todos los representantes católicos, hacen esta representación.
Según la tradición en tiempos antiguos, el lavado de pies era una acción en donde se daba la bienvenida y se mostraba hospitalidad a los visitantes, por lo que en países del Medio Oriente, se acostumbraba que antes de comer, los presentes tenían que lavarse los pies.
Si la familia era humilde, se ponía un recipiente con agua a disposición del visitante, pero si el anfitrión era una persona acomodada, existían personas que se dedicaban a hacer este trabajo, como una manera de servilismo.
En la Biblia, viene un pasaje en donde explica que la noche antes de morir, Jesús lavó los pies de sus apóstoles con el fin de enseñarles una lección y dejarles un “modelo”, pero no tenía la intención de instituir una nueva ceremonia o ritual. Dicho pasaje es del Evangelio de Juan, que muestra que la observancia de la Pascua Cristiana incluye la ordenanza del lavado de pies. Jesucristo instituyó el lavado de los pies antes de instituir el pan y el vino como los símbolos de Su cuerpo y Su sangre.
A continuación se reproduce parte de este escrito según Juan: En su última Pascua, Jesús enseñó esta lección de humildad y servicio asumiendo una de las tareas más bajas de un esclavo y lavando los pies de sus discípulos. Este acto de servicio humilde reveló el amor y humildad de Dios mismo. Ya que este servicio era desempeñado comúnmente por siervos, Pedro protestó cuando Jesús comenzó a lavar sus pies y fuertemente declaró que nunca lo permitiría.
“...Jesús le respondió. “Si no te lavo, no tienes parte conmigo.” Simón Pedro le dijo, “Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza.” Jesús le dijo, “Aquel que ha sido lavado no necesita lavarse ninguna otra cosa sino los pies, pues está completamente limpio; y ustedes están limpios, pero no todos.” Porque sabía quién estaba traicionándolo.
Las palabras siguientes que Jesús habló claramente revelan su voluntad concerniente al lavado de los pies: “Por tanto, cuando Él les había lavado los pies, y había tomado sus vestidos, y se había sentado nuevamente, les dijo, “¿Saben lo que les he hecho?”
“Ustedes me llaman el Maestro y el Señor, y dicen correctamente, porque lo soy. Por tanto, si Yo, el Señor y el Maestro, he lavado sus pies, ustedes también están obligados a lavarse los pies los unos a los otros; porque les he dado un ejemplo, para mostrarles que también deberían hacer exactamente como Yo les he hecho”.
“Verdaderamente, verdaderamente les digo, un siervo no es más grande que su señor, ni un mensajero más grande que el que lo envió. Si saben estas cosas, benditos son si las hacen.”
Jesús ordenó a todos quienes lo profesan como Señor a participar en la ceremonia del lavado de los pies de la Pascua Cristiana. Las palabras que Él habló a Pedro muestran que nuestra participación es esencial en la relación del Nuevo Pacto.
Y por esta razón, desde entonces al igual que el Viacrucis, cada Jueves Santo se realiza el “lavado de pies”, en donde los representantes católicos hacen acto de humildad lavándoselos a gente encarcelada o como en esta ocasión, que el Papa Francisco lavará los pies a discapacitados de diversas religiones.