Ante el nivel de arrestos y deportaciones en Estados Unidos, internacionalistas prevén que el magnate Donald Trump no conquiste la magnitud deseada, pero sí infundir miedo con escenas “virulentas” con los reflectores en los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) .
Los académicos de la UNAM Ana Karla Uribe y Tomás Milton Muñoz señalaron en entrevista con La Razón que más que un impacto numérico será visual y político al extender la criminalización de los llamados “invasores”, pues no le alcanzará para echar a 10 millones de ilegales que se calcula que residen ahí, pero le permitirá convencer a su electorado de la mano de aliados como Tom Homan, zar fronterizo, y Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, así como el subjefe de la Casa Blanca y artífice de la separación de familias, Stephen Miller.
Al evaluar los alcances de sus promesas de campaña en estas primeras dos semanas reconocieron que la apuesta no es funcional por el gasto que amerita.

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Uribe Escalante detalló que la apuesta será “insostenible” por el nivel de desembolso presupuestal, pues según datos de la prensa de ese país cada repatriación cuesta más de cuatro mil dólares, por lo que sólo mantener el discurso xenófobo y “veremos un 2025 muy activo en la materia, pero que evidentemente va a bajar en 2026”, cuando la nación tenga elecciones intermedias, en las que el republicano pondrá a prueba sus mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes.
Escenario en el que coincidió Muñoz Bravo, pues el gabinete admitió “que no tiene los recursos” para esos planes, pero sí para aterrorizar a los sin papeles con prácticas “neototalitarias”, con un Donald Trump que “se quitó cualquier esbozo de decencia” para cumplir las metas.
Y es que éste no sólo apuesta a radicalizarse, sino a alimentar el “modelo wasp”, al pregonar “la pureza estadounidense”, de blancos, anglosajones y protestantes, sobre migrantes, a los que denosta como inferiores; pues sus políticas no se enfocan en quienes están en el país al empujarlos incluso a la “autodeportación”, sino en disuadir a nuevos flujos y exponer las consecuencias que sufrirán como “criminales”, según el analista.
RIESGO POTENCIALIZADO. En esta gestión que unos ven como “Trump 2.0”, los internacionalistas precisaron que el conservador se muestra más racista, más xenófobo y más sesgado al estigmatizar a una comunidad cuyo delito fue intentar hacer su vida en EU, pese a que no tenían permiso o que se quedará sin protección.
Muñoz Bravo expuso que en estos primeros días el magnate encumbró la deshumanización de ese sector al arrastrarlo a un “limbo legal” con el amago de enviarlos a la base de Guantánamo como un tipo de campo de concentración. Lo que implica no sólo el traslado de “criminales confesos”, sino de quienes “no tienen ningún tipo de persecución por parte de la ley, salvo el ingreso ilegal” a EU.
Situación ante la que reconocen su preocupación por una contención agresiva. Pues el uso de ese espacio, que prometió cerrar Barack Obama, evidencia que se “va a priorizar, la presunción de culpabilidad”, de acuerdo con Ana Karla Uribe, pues no hay garantías de que se respete el debido proceso con tal de llenar las 30 mil camas en la región en Cuba.
Lo que la internacionalista ve como un nuevo “macartismo” con la nueva “cacería” ahora contra migrantes, como ya ocurrió contra subversivos en el pasado, a lo que se suma a la reciente ley Laken Riley para actuar contra ilegales señalados por presuntos delitos, incluso sin pruebas.
Uribe Escalante ejemplificó que lo más crítico es que prácticamente convierte a éstos en una especie de “terrorista del siglo XXI”. Y su política migratoria la respaldan no sólo los republicanos, sino demócratas y la población. Y abundó que falta ver el grado de aceptación en la sociedad de esa narrativa xenófoba, pues ya “se empieza a ver con buenos ojos el autoritarismo” en el exterior, como en naciones que simpatizan con Trump.
Sobre el plan de hacer de Guantánamo un centro de retención migratoria, el secretario de Defensa de EU, Pete Hegseth, aseveró que el sitio donde están recluidos prisioneros de guerra es la mejor opción para los “criminales”. En su primera visita en la frontera dialogó con agentes al garantizarles apoyo contra ilegales ante el posible envío de tropas, mientras se dice que la nación envió marines para habilitar el lugar en el que Trump ironizó que los ilegales no tendrán escapatoria.
NI CONSENSOS NI VOLUNTAD. Con esos cambios resalta que, a pesar de ser un problema que afecta a la mayoría en América Latina, no hay una postura conjunta contra Donald Trump, pues cada Gobierno negocia por separado, evidenciando la falta de coordinación.
Muestra de ello es que Colombia se quedó solo para enfrentar al conservador, pues aunque la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) intentó respaldarlo al final el grupo que congrega a 33 Gobiernos suspendió la reunión al ver que hubo un arreglo.
Tomás Muñoz comentó que Gustavo Petro no utilizó los mecanismos correspondientes y se puso al mismo nivel que su homólogo.
Tema en el que Karla Uribe apunto que crece la alineación de países con el trumpismo, pues en vez de actuar aceptan sus condiciones. Justo ayer tras la visita del secretario de Estado de EU, Marco Rubio, a El Salvador, Nayib Bukele se dijo dispuesto a recibir a “criminales convictos” a cambio de cooperación en energía nuclear, aunque no revelaron detalles.

