Como parte de la política antimigratoria de Donald Trump, Estados Unidos se estaría preparando para instalar de un “muro flotante” que abarcaría 27 kilómetros del Río Bravo, en el sur de Texas.
De acuerdo con fuentes vinculadas al gobierno estadounidense que hablaron bajo anonimato con The Washington Examiner, el proyecto para frenar el cruce ilegal de migrantes desde territorio mexicano podría comenzar en las próximas semanas en el Valle del Río Grande, una de las zonas históricamente más transitadas por migrantes que buscan ingresar a Estados Unidos sin autorización.

Esta barrera flotante sería similar a la que el gobierno de Texas instaló cerca de Eagle Pass en 2023, con boyas que se extendieron en un tramo de 1.6 kilómetros, lo que desató tensiones diplomáticas con México.

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En aquel momento, las autoridades mexicanas acusaron al estado texano de violar tratados bilaterales, como el Acuerdo de Aguas de 1944, debido a que parte de las boyas fueron colocadas en la sección mexicana del río. Aunque la ubicación de la boyas corregida, el incidente dejó huella en la relación entre ambos países.

Greg Abbott, gobernador de Texas, defendió la medida como una forma efectiva de disuadir cruces ilegales. Ahora, con Donald Trump de nuevo al frente de Estados Unidos, busca replicar y expandir este modelo.
Tom Homan, el “zar fronterizo” de la Casa Blanca, elogió la implementación de las boyas al señalar que se trata de una alternativa funcional a los tradicionales muros de acero. “Son un excelente concepto de barrera fronteriza”, declaró al Washington Examiner.
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