Nacionalismo derrota al miedo

Liberales resisten y vencen en Canadá tras presiones de Trump

El Partido Liberal de Mark Carney logra una victoria sorpresiva en las elecciones de ayer; el patriotismo se dispara tras las amenazas de anexión y guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump

El primer ministro de Canadá, Mark Carney, acudió a emitir su voto, ayer. Foto|AP

El Partido Liberal de Canadá, encabezado por el primer ministro Mark Carney, logró una victoria inesperada en las elecciones federales de ayer, consolidó un cuarto mandato consecutivo en medio de una turbulenta coyuntura internacional marcada por la intervención verbal del presidente estadounidense Donald Trump. Aunque la Corporación Canadiense de Radiodifusión (CBC) y CTV News proyectan que los liberales conservarán el poder, todavía no está claro si alcanzarán la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, compuesta por 343 escaños.

De acuerdo con CBC, los liberales lideraban o habían ganado en 161 distritos electorales al cierre de los comicios, mientras que los conservadores, encabezados por Pierre Poilievre, contaban con 150. Para gobernar sin necesidad de coaliciones, el Partido Liberal necesita asegurar 172 escaños, una meta que por ahora esta pendiente y cuya resolución puede depender de los resultados finales en la provincia de Columbia Británica, donde las urnas cerraron más tarde.

  • El Dato: Carney ha enfatizado que su experiencia en el manejo de temas económicos lo convierte en el mejor líder para tratar con el mandatario estadounidense.

La remontada liberal resulta más sorprendente si se considera que, hasta enero, las encuestas ubicaban al partido 20 puntos por detrás de sus rivales. Sin embargo, el panorama cambió con dos eventos clave: la renuncia del impopular exprimer ministro Justin Trudeau y la irrupción del discurso hostil de Trump. Las amenazas del presidente, que incluyeron la imposición de aranceles del 25% a los automóviles canadienses y la sugerencia de convertir a Canadá en el estado número 51 de EU, provocaron una ola de indignación y fervor nacionalista en el electorado canadiense.

Este sentimiento patriótico fue canalizado por Carney, un tecnócrata sin experiencia política previa pero con una trayectoria sólida como exgobernador de los bancos centrales de Canadá y del Reino Unido. Desde su ascenso al liderazgo liberal, Carney pidió un mandato firme para enfrentar las amenazas económicas y de soberanía lanzadas desde Washington. Durante la campaña, prometió una respuesta enérgica a los aranceles y un plan de inversión multimillonario para reducir la dependencia económica de EU.

Mientras tanto, los conservadores intentaron centrar la contienda en el legado de Trudeau y los crecientes problemas domésticos, como el alza en los precios de alimentos y viviendas, el crimen y la percepción de deterioro del nivel de vida. Pierre Poilievre buscó capitalizar el descontento generalizado con la gestión liberal, retrató la elección como un referéndum, sobre una década de gobierno.

Pero la intervención de Trump alteró el tablero político. Sus declaraciones fueron percibidas como una amenaza directa a la soberanía canadiense, galvanizó el voto patriótico y permitió que los liberales redefinieran la narrativa electoral. Lo que parecía una derrota asegurada se transformó en una oportunidad para reivindicar el orgullo nacional y sostener la continuidad de un proyecto político.

  • 25% de aranceles amenazó Trump con aumentar a su vecino del norte
  • 172 Escaños necesitan liberales para formar un gobierno mayoritario

Canadá, en un momento de tensión geopolítica y fracturas internas, optó por cerrar filas en torno a un proyecto de defensa nacional y estabilidad económica. Y lo hizo con claridad: ni anexión ni intimidación. Sólo democracia.

Pese a la victoria, el futuro del gobierno de Carney no está exento de desafíos. Si no se alcanza la mayoría parlamentaria, los liberales deberán negociar con otras fuerzas para mantenerse en el poder, un escenario que históricamente ha limitado la duración de las administraciones en minoría.

Carney, nuevo líder con visión global

El 14 de marzo pasado, Mark Carney tomó posesión como el primer ministro de Canadá, nueve días después convocó elecciones anticipadas, decidido a fortalecer su mandato en medio de una guerra comercial con Estados Unidos. Líder del Partido Liberal y sucesor de Justin Trudeau, Carney, de 60 años, aporta una trayectoria inusual: fue gobernador de los bancos centrales de Canadá y Reino Unido, trabajando muy bien en el manejo de las crisis globales como la Gran Recesión y el Brexit.

Descrito como un “hombre tranquilo”, combina solidez técnica, fe católica profunda y convicciones sociales inspiradas por la doctrina del Papa Francisco. Carney, formado en Harvard y Oxford, es visto como un pionero: el primer no británico al frente del Banco de Inglaterra y ahora primer ministro sin haber sido legislador.

Su ascenso marca el fin de la histórica relación de confianza con Estados Unidos ante el matonismo de Donald Trump, quien plantea abiertamente la anexión de Canadá. “Canadá nunca será parte de Estados Unidos”, advirtió Carney, decidido a construir una nueva relación bilateral y liderar el país en uno de sus mayores desafíos contemporáneos.

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