Voto contra la amenaza

Carney desafía a Trump y redefine el liderazgo global

La victoria del primer ministro electo de Canadá marca un giro histórico ante el anuncio del mandatario estadounidense; con experiencia internacional, se posiciona como figura clave en el escenario mundial

El primer ministro de Canadá, Mark Carney, ingresa a su oficina después ganar las elecciones parlamentarias, ayer. Foto|Reuters

En un giro inesperado del escenario político internacional, el primer ministro canadiense, Mark Carney, logró una contundente victoria electoral el lunes pasado, consolidó el regreso del Partido Liberal al poder. Aunque sin alcanzar la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, el resultado no sólo redefine el mapa político canadiense, sino que envía una señal contundente al mundo: el trumpismo enfrenta resistencia real más allá de las fronteras estadounidenses.

Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, el único en dirigir dos bancos centrales del G7, emerge como una figura de credibilidad internacional, preparado para liderar una respuesta global al creciente aislacionismo estadounidense. Su triunfo es percibido por analistas como un punto de inflexión no sólo en la política doméstica de Canadá, sino también en la lucha internacional por mantener el multilateralismo como principio rector del orden global.

Durante su campaña, Carney lanzó duras críticas al presidente Donald Trump, cuya reciente imposición de aranceles a productos canadienses y amenazas de anexar al país como un nuevo estado estadounidense provocaron indignación generalizada. En consecuencia, creció el rechazo ciudadano hacia productos y viajes procedentes de Estados Unidos, y el candidato conservador Pierre Poilievre, abiertamente simpatizante del estilo de Trump, vio esfumarse su ventaja en las encuestas.

  • El Dato: La presidenta de México, Claudia Sheinbaum felicitó al primer ministro de Canadá, Mark Carney, por el triunfo de su partido en las elecciones del lunes pasado.

“Creemos en la cooperación internacional. Creemos en el intercambio libre y abierto de bienes, servicios e ideas. Y si Estados Unidos ya no quiere liderar, Canadá lo hará”, declaró Carney el pasado 3 de abril en Ottawa, anticipando su enfoque de gobierno en la arena global.

Las palabras resonaron más allá de su frontera. En Australia, donde se celebrarán elecciones el 3 de mayo, el avance de Carney ha sido observado con detenimiento. Al igual que en Canadá, la preocupación ciudadana por las políticas agresivas de Trump inclina el apoyo hacia partidos de centroizquierda. Estrategas australianos consideran que el rechazo a las amenazas de Washington ha dado un nuevo impulso al Partido Laborista en ese país.

El perfil de Carney, sobrio, técnico y con una vasta red de contactos internacionales, contrasta con el estilo populista de su rival derrotado, Pierre Poilievre. Este último adoptó el lema “Canadá Primero”, en clara imitación de “America First”, pero no sólo perdió su candidatura a primer ministro, sino también su escaño parlamentario tras dos décadas en el cargo.

Su caída refleja un sentimiento entre los votantes canadienses: cualquier vínculo con la agenda del presidente de EU, incluso indirecto, representa una amenaza para la identidad nacional. Como lo resumió el analista político Richard Johnston, “en Canadá, si estás a favor de Donald Trump, eres prácticamente anticanadiense”.

Aunque los liberales no alcanzaron la mayoría absoluta, proyectándose con 169 escaños de los 343 posibles, el liderazgo de Carney se mantiene firme. Con un Parlamento fragmentado, se espera que recurra al apoyo de partidos más pequeños para avanzar su agenda, lo cual podría brindarle un margen adicional para consensuar reformas profundas sin arriesgar la estabilidad legislativa.

Uno de los retos inmediatos para el recién electo Premier será reconstruir la economía canadiense, golpeada por los nuevos aranceles estadounidenses: acero, aluminio y automóviles. La prioridad, según exdiplomáticos como Colin Robertson, será diversificar los mercados de exportación hacia Europa, Australia y Asia, en particular Japón, para reducir la dependencia de EU, que actualmente absorbe el 90% de las exportaciones petroleras canadienses.

Además, se espera que Carney impulse proyectos de infraestructura que refuercen la autonomía energética, comercial y militar del país. En su discurso de victoria, el nuevo primer ministro fue claro: “Hemos superado el impacto de la traición estadounidense, pero nunca debemos olvidar las lecciones”.

La complejidad del escenario internacional lo obliga a una estrategia de equilibrio: formar una coalición de democracias afines sin convertirse en el rostro visible de una oposición frontal a Trump. Roland Paris, exasesor del primer ministro Justin Trudeau, subraya que “será un ejercicio de equilibrio difícil para él… Canadá no puede convertirse en el blanco predilecto de Washington, pero tampoco puede callar ante el proteccionismo agresivo”.

  • 73 millones de canadienses emitieron su voto antes del lunes
  • 90% de las exportaciones de petróleo de Canadá, lo compra EU

Ese dilema se hará patente en la próxima cumbre del G7, en junio próximo en Alberta, bajo presidencia canadiense. Allí, Carney podrá establecer un tono diplomático firme pero colaborativo con Trump, y se prevé que concrete una reunión trilateral con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Esta jugada estratégica podría reposicionar a Canadá como mediador crucial entre dos potencias en tensión.

Mark Carney prometió disminuir la dependencia de armamento con EU.