El cónclave del Vaticano eligió este miércoles al cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo pontífice, quien asumirá el cargo bajo el nombre de Papa León XIV. Sin embargo, su nombramiento ha generado polémica inmediata debido a señalamientos de encubrimiento de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, tanto en Perú como en Estados Unidos.
Acusaciones de encubrimiento en Perú
Durante su década al frente de la diócesis de Chiclayo, en el norte de Perú, Prevost fue señalado por organizaciones de víctimas como la Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP) por no investigar debidamente las denuncias contra los sacerdotes Eleuterio Vásquez Gonzáles y Ricardo Yesquén, acusados de cometer abusos sexuales, algunos de ellos presuntamente contra menores de edad.
Las hermanas Ana María Quispe, Aura Teresa y Juana Mercedes, quienes denunciaron los abusos, afirman que Prevost nunca impulsó una investigación real, pese a haber prometido hacerlo. De hecho, acusan al ahora Papa de haber manipulado la documentación enviada al Vaticano para evitar cualquier tipo de sanción o seguimiento formal.
En abril de 2022, se informó que Prevost se reunió con las víctimas y que se había iniciado una investigación, cuyos resultados fueron enviados al Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF). Sin embargo, en agosto de 2023, esta oficina archivó el caso, alegando prescripción. Para noviembre de ese año, una de las víctimas decidió hacer pública la denuncia, lo que forzó a la nueva administración de la diócesis a reabrir el expediente.
El actual obispo de Chiclayo, Guillermo Cornejo, y su sucesor, Edinson Farfán, han sido vinculados cercanamente a Prevost, lo que, según las denunciantes, refleja un “pacto de silencio” dentro de la jerarquía eclesiástica local para proteger a los acusados.
Denuncias similares en Chicago
Prevost también enfrenta críticas por su gestión en Chicago, donde dirigió la provincia del Medio Oeste de los Agustinos entre 1998 y 2010. Durante ese periodo, permitió que el reverendo Richard McGrath continuara como rector de una escuela secundaria, a pesar de denuncias por abuso sexual y posesión de pornografía infantil. También permitió que el sacerdote James Ray, acusado de abusos múltiples, residiera cerca de un colegio sin notificar a la institución.
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