El mandatario estadounidense Donald Trump sorprendió al proponer que ciudades gobernadas por demócratas sean utilizadas como campos de instrucción militar, bajo el argumento de enfrentar una “invasión desde dentro”. El planteamiento lo hizo ayer en una reunión inusual con cientos de altos mandos militares reunidos en la base de Quantico, Virginia, donde delineó una visión de las fuerzas armadas como actor central no sólo en defensa exterior, sino también en el control interno.
Trump, acompañado del secretario de Guerra Pete Hegseth, presentó un discurso cargado de mensajes bélicos. “Estamos bajo una invasión desde dentro. No es diferente a un enemigo extranjero, pero más difícil porque no llevan uniformes”, declaró ante una audiencia solemne de generales y almirantes. La propuesta incluyó el despliegue de la Guardia Nacional en ciudades como Los Ángeles, Portland y Chicago, medida que ya ha generado objeciones de gobernadores demócratas y demandas judiciales.
- El Dato: Janessa Goldbeck, quien sirvió en la Infantería de Marina, dijo que Hegseth pierde el tiempo y dólares de contribuyentes en las teatralidades de la guerra cultural de He-Man.
Antes de Trump, Hegseth encabezó un discurso de casi una hora en el que anunció el fin de la “cultura woke” en el ejército. Sus directrices incluyen pruebas físicas bajo parámetros masculinos, reducción de barbas y cabello largo, además de la obligación de someterse a exámenes de condición dos veces al año para eliminar lo que llamó la presencia de “generales gordos”.

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“El liderazgo políticamente correcto, excesivamente sensible y que teme herir sentimientos se acaba hoy mismo”, expresó Hegseth, exhortando a los oficiales inconformes a renunciar. Además, advirtió que no quiere tropas fuera de forma ni unidades de combate con mujeres que no alcancen los mismos estándares físicos que los hombres. El secretario también defendió despidos recientes de altos mandos, entre ellos al general más veterano del ejército y a la almirante de mayor rango, a quienes acusó de representar una cultura deteriorada. El objetivo, insistió, es recuperar el “ethos del guerrero” y reinstalar al Pentágono como Departamento de Guerra.
Por su parte, el Tribunal Supremo autorizó de forma provisional que el gobierno excluya a personas trans del ejército, una medida impulsada por Trump y cuestionada en instancias inferiores. El decreto presidencial sostiene que identificarse con un género distinto al de nacimiento contradice los valores de disciplina y uniformidad militar.
Críticos como el senador Jack Reed calificaron la reunión como un acto de “negligencia de liderazgo”, mientras que organizaciones de veteranos advirtieron que los cambios de Hegseth responden más a batallas ideológicas.
Trump defendió su decisión de desplegar a la Guardia Nacional en urbes con altos índices de violencia, al tiempo que sugirió ampliar esa estrategia como parte de un entrenamiento militar en escenarios reales. La propuesta roza con la Ley Posse Comitatus, que limita la participación del ejército en funciones policiales.
“No seremos políticamente correctos cuando se trate de defender la libertad estadounidense”, dijo Trump, quien busca consolidar a las fuerzas armadas como herramienta de su proyecto político.

