Chile se militariza por primera vez desde la dictadura ante protestas

Apenas una semana antes, Quito, la capital de Ecuador, cerraba 11 días de disturbios por una serie de enfrentamientos entre inconformes y gobierno, por un paquete de austeridad económica que pegó al bolsillo de los más vulnerables. Las mismas escenas de violencia se habían replicado en Santiago de Chile, donde cientos de jóvenes protestaron para repudiar el alza a la tarifa del transporte.

Y aunque el gobierno del conservador Sebastián Piñera, presionado por las manifestaciones, anuló la polémica medida, el descontento social siguió.

Ayer, pese a una declaratoria de Estado de excepción y toque de queda, miles quemaron objetos en las calles y supermercados, saquearon, arrojaron adoquines y golpearon a algunos policías.

Del lado de los elementos de seguridad, también hubo reportes de abuso de la fuerza. Las autoridades ya investigan a una decena de soldados.

Al cierre de edición, la cifra mortal ya llegaba a los dos dígitos. Al menos 10 personas murieron en medio de las movilizaciones, algunos calcinados por quedar atrapados en los almacenes incendiados por grupos de encapuchados.

El país sudamericano tiene a seis de sus grandes ciudades bajo Estado de emergencia, lo que restringe las libertades de reunión y movilización.

El caos en la capital chilena se extendió al aeropuerto internacional el domingo, donde aerolíneas suspendieron o reprogramaron sus vuelos, afectando a más de mil 400 personas.

Mientras, desde el Palacio de la Moneda, la casa del gobierno chileno, el presidente Sebastián Piñera prometió trabajar para “reducir las desigualdades excesivas, las inequidades, los abusos, que persisten en nuestra sociedad”.

“Llamo a todos mis compatriotas a la unidad en estos momentos difíciles, a cuidar nuestro país, todo aquello que con tanto esfuerzo hemos construido y no podemos permitir que un grupo de violentistas dañen lo que juntos hemos construido”

Sebastián Piñera/ Presidente de Chile

El mandatario agregó, en un acto de súplica para frenar los disturbios, que ya había enviado al Congreso un proyecto de ley para anular el alza tarifaria del Metro de Santiago (de 1.12 a 1.16 dólares), que desató el lunes pasado manifestaciones estudiantiles que se tradujeron en usar el servicio sin pagar.

Chile importa todo su petróleo y gas natural, por lo que las alzas internacionales de los combustibles —sumadas al incremento en el valor del dólar— se traducen en aumento de precios en un país que, a pesar de tener un ingreso per cápita en torno a los 20 mil dólares, tiene a la mayoría de sus trabajadores con ingresos mensuales entre 562 y 703 dólares.

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La decisión de anular el aumento tarifario no sirvió para calmar los ánimos y ni siquiera la implantación del Estado de emergencia en cinco grandes ciudades ayudaron para evitar más saqueos, cacerolazos y actos vandálicos.

Los últimos cinco muertos fueron encontrados en una bodega de prendas de interior en la capitalina barriada de Renca, que antes de ser consumida por las llamas fue saqueada, informó el segundo comandante de bomberos de Santiago, Diego Velásquez.

La noche pasada también resultaron con daños ocho estaciones del Metro, que se sumaron a otras 77 vandalizadas. Los daños impiden el funcionamiento del servicio que moviliza a más de 2.4 millones de personas al día.

En este contexto, ayer, se registraron largas filas en gasolineras, en previsión de lo que podría ocurrir el lunes, ante la imposibilidad de que los autobuses reemplacen al sistema subterráneo.

El presidente de la empresa del Metro, Luois De Grange, comentó a la agencia AP que se haría un esfuerzo para que funcionaran tramos de al menos una línea este lunes, ya que otras cuatro tardarán semanas, incluso meses, en recuperarse.

Los santiaguinos, que tuvieron problemas para abastecerse de alimentos porque los supermercados permanecieron cerrados, afrontaron por segunda noche consecutiva un toque de queda a partir de las 19 horas de ayer.

La Fiscalía Nacional informó que en las últimas horas fueron detenidas mil 462 personas, en su mayoría jóvenes, quienes no vivieron la ola represiva de la dictadura de la década de 1980, desde entonces, Chile no había experimentado toques de queda o aplicación de Estado de excepción, cuando el Ejército está facultado a arrestar, incluso disparar, en nombre de la seguridad nacional.

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