Doblega oposición a Macron y posterga alzas 6 meses

Doblega oposición a Macron y posterga alzas 6 meses
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Los anuncios del gobierno para levantar el impuesto al diésel y otras medidas fiscales canceladas, no fueron suficientes para calmar la revuelta de los llamados Chalecos amarillos, un movimiento que inició a mitad de noviembre en protesta a los ajustes económicos del presidente de Francia, Emmanuel Macron.

“Nos dan cacahuetes como monos. No es suficiente”, dijo al diario francés Le Monde, Lary Sere, un hombre de 60 años, exherrero en una fábrica de autopartes que cerró en 2006, tras meses de huelgas.

La voz de este obrero se suma a la de los miles de chalecos amarillos en toda Francia, que aseguran que pese a la flexibilización del gobierno “hay tantas cosas que no van a desaparecer, no cambia nada”.

“Necesitamos un aumento en el poder adquisitivo, un aumento en los salarios, las pensiones y las prestaciones por desempleo”, se lee aún en las calles de París, la ciudad luz que ardió en su episodio más violento de la historia reciente.

Lo que inició como una exigencia aislada: no gravar los precios de las gasolinas, hoy se extiende a la necesidad de acabar con un sistema político y económico que, a decir de los disidentes, se ha ocupado sólo de las élites urbanas, dejando de lado las necesidad de la Francia rural.

Esta solicitud de revalorización general está en el centro de todas las discusiones. Al igual que el de la restitución del impuesto de solidaridad sobre la fortuna. Porque si el aumento en los combustibles ha sido el desencadenante de la crisis, “la gota de agua”, como todos dicen, ahora parece en gran medida obsoleta, señala Le Monde, en su edición de ayer.

El anuncio de la suspensión, por lo menos durante seis meses, de la nueva subida a los impuestos sobre combustible, para aplacar la revuelta de los chalecos amarillos se da, sin embargo, en ausencia de un diálogo entre el gobierno francés y los manifestantes; ocurrió más bien tras una reunión del primer ministro, Édouard Philippe, con representantes de los partidos políticos en la Asamblea Nacional (Parlamento).

La ronda de contactos comenzó con el líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, quien pidió un referéndum sobre el sistema fiscal y “un gesto inmediato para calmar la situación: la anulación de las subidas de impuestos previstas para el 1 de enero”.

El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, también pidió retrasar los impuestos, y aseguró que si el gobierno macronista no cambia las cosas, se unirán a los comunistas que van a impulsar una moción de censura, es decir, un proceso de destitución presidencial.

La delegación de la izquierdista Francia Insumisa explicó que planteó al gobierno dos salidas posibles: “Ceda o váyase”.

En cuanto a Marine Le Pen, líder de Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), no dudó en sacar tajada política de la crisis, denunciando la firma del Pacto Mundial sobre Migraciones seguras que organiza la ONU en Marruecos la próxima semana, y relacionando la revuelta de los chalecos amarillos con la acogida de inmigrantes.

“No podemos acoger a cientos de miles de personas suplementarias, sin que eso influya sobre el equilibrio de nuestros presupuestos sociales y de nuestros territorios”, declaró.

Tras el encuentro con Philippe, Le Pen condenó la “estrategia de confrontación que ha elegido Emmanuel Macron” frente a los chalecos amarillos, y exigió la supresión inmediata del aumento de impuestos sobre el combustible, presentes y futuras, así como una reducción del precio de la luz y el gas.

SURGE OTRO GRUPO INCONFORME. Y mientras se consolidan los chalecos amarillos, surge otra agrupación: los pañuelos rojos, un movimiento lanzado también en las redes sociales por habitantes de Avignon (sur), para pedir el fin de los bloqueos carreteros.

Los pañuelos rojos se autodefinen como apolíticos y apoyan las reivindicaciones de los chalecos amarillos, pero denuncian los métodos de violencia. Asimismo, al menos un centenar de liceos franceses se unieron ayer a las protestas, y uno de los sindicatos más potentes, la CGT, ha llamado a una “gran jornada de acciones”, este 14 de diciembre.