Gobierno de Zelenski duda de versión enemiga

Kremlin aviva tensión y culpa a Ucrania del derribo que mató a 74

Invasor acusa a Kiev de elevar la presión ante la guerra con un avionazo; rival está dispuesto a “fusilar” incluso a los suyos, afirman desde Rusia; batean petición para llevar caso al Consejo de Seguridad

Un fuerte incendio se alza en la región de Belgorod, tras el derribo de una aeronave militar, ayer.
Un fuerte incendio se alza en la región de Belgorod, tras el derribo de una aeronave militar, ayer.Foto: AP
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El régimen ruso acusó a las fuerzas de Volodimir Zelenski de derribar un avión y asesinar a 74 personas, entre ellas 65 prisioneros ucranianos, por lo que demandó una respuesta internacional, mientras que Kiev pidió indagar la versión rival.

Justo a un mes de que se cumplan dos años de la guerra, el invasor parece agitar el temor de una escalada al señalar a su contraparte de dar ese paso con actos terroristas, pues indicó que Kiev eliminó a sus propios ciudadanos, a quienes recuperaría en una supuesta entrega en el puesto de control de Kolotilova, según el Ministerio de Defensa del Kremlin.

Según informes de Inteligencia y radares de Fuerzas Aeroespaciales del Gobierno de Vladimir Putin el rival disparó desde Járkov dos misiles contra la aeronave IL-76, lo que provocó su caída en Belgorod, cerca de la frontera.

Tema en el que abundaron medios estatales como TASS al sostener que pilotos advirtieron de la ofensiva tras reportar maniobras para alejarse de zonas pobladas tras el impacto; lamentablemente, nada pudieron hacer, pues no hubo sobrevivientes al exponer que el ejército antagonista apostó a no dejar evidencia, aunque sí hubo un video para mostrar el efecto del supuesto ataque. En la grabación se ve a la unidad militar descendiendo en una zona rural tapizada de nieve, se deja de ver por segundos y poco después se percibe la explosión que causó una importante columna de humo.

Al respecto, el gobernador local, Viacheslav Gladkov, notificó que fallecieron seis tripulantes y tres militares rusos, quienes vigilaban a los retenidos que supuestamente serían intercambiados.

De inmediato, voces en Moscú exhibieron un presunto plan ucraniano para provocar otra atrocidad sólo para culpar al régimen y aumentar la presión para forzar el fin de la guerra o al menos obtener más armas y recursos de aliados.

Aunque otras versiones apuntan a que Kiev primero elogió el golpe, pero el ánimo decayó al enterarse que era el avión en el que viajaba un grupo numeroso de los suyos, pues sí tenían conocimiento de la entrega.

El jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma o Cámara baja, Leonid Slutsky, fue directo y asestó que el vecino está dispuesto a deshacerse de los suyos, al “fusilarlos en el aire”, con tal de poner en la mira a Rusia y sostenerse como víctimas. Mientras que el titular del Comité de Defensa, Andrei Kartapolov, dejó entrever que la agresión fue deliberada, pues conocían la ruta.

Por ello, sospecha que se usaron sistemas Patriot o IRIS-T, y prevé exigir cuentas a Estados Unidos y Alemania, mismos que entregaron dichas armas.

Además, ante la supuesta escalada, el ministro de Exteriores de Moscú, Serguei Lavrov, calificó el hecho como “otra atrocidad” de Zelenski y aprovechó su viaje a Nueva York para convocar a una reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para actuar contra el rival, que, dice, también perpetra actos de terror.

Sin embargo, su solicitud no tuvo eco, pues el líder del sector, Francia, la rechazó por falta de indicios, postura que el régimen recriminó por ser una táctica para ganar tiempo en favor de los ucranianos. Y refirió que prevalece el doble rasero en la guerra, pues los aliados de Zelenski condenan de inmediato todo lo que acusa ése hasta sin pruebas, al recordar que aún no se esclarece la supuesta masacre en Bucha, donde se hallaron decenas de cadáveres en fosas clandestinas.

En tanto, Ucrania externó fuertes dudas en torno a lo reportado por el Kremlin, pues éste no presentó pruebas de la supuesta responsabilidad ucraniana ni de que ahí viajaran prisioneros, lo que recuerda que es otro avionazo cuestionable, como el que mató al líder de Wagner, Yevgeni Prigozhin, el año pasado.

El ejército de Kiev, que insiste que desconocía tal intercambio, aseguró que la aeronave derribada en realidad transportaba misiles S-300, según datos recogidos por Ukrinform.

Y advirtió que no hay certeza de que ahí viajaran prisioneros, pese a que propagandistas incluso difundieron listas con nombres de las víctimas, entre las que aparecen algunos que ya fueron devueltos previamente.

Con esa información, Volodimir Zelenski urgió a la comunidad mundial a indagar a fondo, pues no tiene acceso a la zona del accidente, evidenciando el temor de que oculten evidencia, pues prácticamente están atados de manos. Y en un discurso nocturno aseveró que es claro que Rusia “está jugando con las vidas de los prisioneros y con los sentimientos de sus familiares”, esto mientras siguen los combates, pues sus defensores interceptaron ayer proyectiles rivales en Jerson, uno de los territorios anexados.

Asimismo, su ejército sostuvo que no se les anticipó de tal entrega, pues habrían garantizado la seguridad aérea para no poner en riesgo a los suyos. Más tarde, el Ejecutivo ordenó a su gabinete a investigar el paradero de los capturados y trasladados a territorio hostil, pues fuentes de EU reconocieron que no hay manera de corroborar que en ese avión iban los prisioneros, como aseguró Moscú.