Casa Blanca descalifica acción política

Republicanos Piden investigación formal de impeachment contra Biden

Líder conservador de EU afirma que hay pruebas de la corrupción del presidente y su familia; ven mano de Trump en la decisión; aliados del demócrata tachan de absurdo e imprudente el plan de la oposición

El líder republicano, Kevin McCarthy (centro), previo a la conferencia en la que oficializó una indagatoria contra el presidente.
El líder republicano, Kevin McCarthy (centro), previo a la conferencia en la que oficializó una indagatoria contra el presidente.Foto: AP
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El líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ordenó una investigación de juicio político contra el presidente Joe Biden, en una aparente represalia política contra las cuatro

imputaciones que acumula el exmandatario Donald Trump.

Pese a la división interna, la presión del ala de ultraderecha ganó al oficializar el proceso de impeachment, hecho que ven como muestra del control que el magnate aún ejerce sobre éstos con miras a destituir al demócrata, quien sería su rival en las próximas elecciones.

A nueve meses de asumir el principal cargo en el recinto legislativo, McCarthy deja entrever un plan para contrarrestar la supuesta persecución contra el favorito a la nominación conservadora a la presidencia, pues éste no esconde sus intenciones de volver a la Casa Blanca para indagar como prioridad a Biden y a su familia, por los cuestionados negocios en el extranjero de su hijo mayor, Hunter. Y es que lo ha repetido en entrevistas y, frecuentemente, en su cuenta de Truth Social, como cuando adelantó que si gana nombrará un fiscal especial.

Tras el anuncio en plena carrera electoral, el líder conservador justificó la medida por supuestos actos de corrupción, obstrucción y hasta abuso de poder.

Explicó ante la prensa que Biden se benefició como exfuncionario y ahora como jefe de Estado de las actividades comerciales en el extranjero de Hunter, quien a finales de mes enfrentará un proceso penal por evasión fiscal y portación de armas, luego de que fracasara un acuerdo de culpabilidad. Incluso el republicano hizo énfasis en que, pese a la indagatoria judicial, el hijo del mandatario goza de un “trato especial” que contrasta con los casos de Trump.

Por ello, McCarthy recalcó: “Iremos a donde los lleve la evidencia” para responder al pueblo, en el proceso que delegó a los Comités de Medios y Árbitros de Supervisión, Judicial y de la Cámara.

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Argumentó que ésta es una indagatoria legítima y ya cuentan con pruebas, como llamadas telefónicas, transferencias de dinero y otras, que “pintan un cuadro de corrupción”, aunque no mostró éstas, mismas que presuntamente se obtuvieron del Departamento de Justicia durante la gestión de Donald Trump, ni aludió a algún comportamiento irregular del demócrata.

Pero ni ello convenció a los integrantes de su bancada, pues consideran que McCarthy los evadió, pese a que hace semanas se comprometió a que habría una votación en la materia, lo que podría costarle la destitución, si pierde apoyo en esta atrevida acción.

Y es que voces en su bancada coinciden en que no es una prioridad, menos cuando EU está al borde de una parálisis, pues tienen más de dos semanas para avalar el gasto del próximo año.

En tanto, la oposición desestimó las acusaciones al adelantar que lo más probable es que el caso ni siquiera prospere y advertir que no es más que una “venganza” por los procesos judiciales contra el magnate, quien durante su administración esquivó dos impeachment por sus nexos con Rusia y su papel en el asalto al Capitolio, hecho por el que ven su mano detrás de este intento de juicio.

Al respecto, el portal Politico expuso que el expresidente habló con líderes republicanos previo a que se hiciera público este intento de proceso, pero también hizo lo propio tras la confirmación al comunicarse directamente con Elise Stefanik, líder de la conferencia conservadora en el Congreso.

Sin embargo, el magnate no se ha pronunciado abiertamente contra Biden ni para respaldar la decisión o burlarse de quien ahora está en la mira de los congresistas, con quien se podría enfrentar nuevamente en las urnas el próximo año; aunque no descarten que lo aproveche para su campaña política.

De inmediato, la Casa Blanca, que ya se anticipaba hace meses este golpe, descalificó la postura radical de los republicanos, luego de que incluso legisladores conservadores criticaran la premura para un juicio.

Voceros de la administración de Biden como Ian Sams atribuyeron el hecho a las tensiones entre fuerzas rivales al resumir el anuncio a “la política extrema en su peor expresión”, mientras que otras fuentes demócratas revelaron a medios estadounidenses que no es un tema que inquiete al presidente, recalcando que ya lo esperaban.

Otros líderes reiteraron su apoyo al mandatario y estiman que muy probablemente este juicio no prosperará.

El líder demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, tachó de “imprudente” el teatro político, al considerar que no es más que una “venganza política”, mientras que su colega partidista en el Senado, Chuck Schumer, pidió a sus rivales no caer en una persecución, como la que ellos acusan.

Por separado, el equipo de Biden advirtió que la afrenta no sólo amenaza al Ejecutivo, sino al gobierno con un posible cierre y el riesgo de desatar consecuencias para el país, ante la cercanía con las elecciones.