En AL, 50% de mujeres decidió migrar por sufrir violencia

En AL, 50% de mujeres decidió migrar por sufrir violencia
Por:
  • alejandro-galindo

Mi papá se fue a Estados Unidos, nos dejó a mí y a mis hermanos con mi mamá. Mi hermano mayor empezó a tomarse el papel de jefe de familia, por lo mismo, me golpeaba y me maltrataba… por eso me quise ir”, dijo “Leticia” a La Razón, una joven ecuatoriana de 19 años, quien solicitó ocultar su verdadero nombre. Hoy trabaja en Boston, sin documentos, donde teme que las autoridades de Inmigración y Aduanas la obliguen a volver al lugar del que huyó por la violencia.

El caso de “Leticia” es apenas uno entre miles de mujeres que asumen el desafío de cruzar más de una frontera, dejar todo atrás, con la esperanza de un nuevo comienzo y la consigna de abandonar a las personas que ama. La decisión de la joven ecuatoriana no fue fácil. Pensó mucho en su madre, quien poco podía hacer para defenderla de los golpes de su hermano.

“Ella era lo único que me detenía. No la culpo por nada. Creo que lo mejor que sentía que podía hacer era dejarme ir. La extraño mucho, pero no me veía viviendo más en esa situación”, comparte.

Mi papá se fue a Estados Unidos, nos dejó a mí y a mis hermanos con mi mamá. Mi hermano mayor empezó a tomarse el papel de jefe de familia, por lo mismo me golpeaba y me maltrataba… por eso me quise ir”

“Letecia”

Inmigrante ecuatoriana

Cada vez más mujeres en América Latina buscan escapar del control y la violencia. De acuerdo con datos del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), la violencia doméstica es una de las causas por las que ellas se atreven a emigrar. Entre las mujeres casadas o unidas entrevistadas por la asociación civil en un albergue de Ciudad de México, 59 por ciento afirmó que fue víctima de su pareja en discusiones o peleas con su compañero; la mitad, por celos. El alcoholismo (25 por ciento y 41 por ciento en el caso de centroamericanas) e infidelidad (25 por ciento) de la pareja, así como sentirse ignoradas (28 por ciento) aparecen como otras motivaciones indicadas. Más de la mitad contó que soportó golpes, insultos y abusos sexuales.

La activista Elsa Ángeles, quien tiene experiencia en acompañar a mujeres en situación de vulnerabilidad, alertó en entrevista que la violencia que viven las mujeres en casa no es un problema reciente. “Sólo hace falta que quienes tenemos entre 40 y 50 años echemos atrás la película y recordaremos que alguna mujer de la familia, al menos una vez, recibió algún insulto o bofetada por un hombre”.

Para Ángeles, la violencia doméstica hacia las mujeres ha sido determinante para el fenómeno migratorio, no sólo en América Latina. En el mundo, mujeres y niñas representan 50 por ciento de la población refugiada, desplazada internamente o apátrida. El contexto se agrava cuando las implicadas son más vulnerables: las no acompañadas, las embarazadas, jefas de hogar, con discapacidad o adultas mayores.

“Es un porcentaje muy alto de mujeres jóvenes en edad reproductiva, acompañadas por sus hijos. Ese proceso ha sido aprovechado por grupos políticos que siembran miedo: ‘te van a quitar el empleo, te van a quitar los derechos bien ganados’. Esto genera xenofobia” y más violencia para las inmigrantes, opina.

"Un porcentaje muy alto de mujeres jóvenes dejan su país. Ese proceso ha sido aprovechado por políticos que siembran miedo: ‘ahí vienen y te van a quitar el empleo’. Esto genera xenofobia y más violencia para las inmigrantes”

Elsa Ángeles

Activista y periodista

Las condiciones en el país de origen también son sintomáticas en este éxodo. Imumi también reportó que la mitad de mujeres inmigrantes entrevistadas este año apuntan a una crisis de violencia, inseguridad y hasta tortura en su país: 29 por ciento declaró la existencia de un conflicto político, 40 por ciento señaló a la violencia y 48 por ciento, a la inseguridad. Además, 53 por ciento aseguró tener miedo a regresar, por represalias. De ellas, 30 por ciento expresó miedo a morir, 11 por ciento a ser torturada, otro 11 por ciento a ser secuestrada y 61 a sufrir agresiones. A su vez, 57 por ciento temía perder su libertad.

Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, aseguró a La Razón que los niveles de violencia tanto familiar como comunitaria hacen eco en la expulsión de la población femenina que, en la mayoría de los casos, escapa para toparse de frente con más maltratos.

“Hay un claro vínculo entre violencia hacia las mujeres y la migración, sobre todo en México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Las mujeres se marchan, lo hacen porque no tienen protección del Estado, no pueden presentar una denuncia o esperar que las fiscalías abran una averiguación previa o sentencien a sus agresores. Ellas no denuncian porque saben que les va a ir peor, lo lamentable es que huyen para encontrar más violencia en los lugares a donde van, en este caso México o Estados Unidos”.

Kuhner hizo énfasis en las mujeres perseguidas por los grupos o pandillas delictivas, que operan en América Central. “Muchas de ellas, su pareja forma parte de las maras, las tienen amenazadas y por eso deciden huir. Desgraciadamente en Estados Unidos, con la administración de Donald Trump, las medidas son cada vez más complicadas para que ellas reciban asilo o refugio”.

"Hay un claro vínculo entre violencia y migración, sobre todo en México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Se marchan porque no tienen protección, no pueden presentar una denuncia o esperar que se sentencie a sus agresores”

Gretchen Kuhner

Del Instituto para las Mujeres en la Migración

En este sentido, denunció la intención por parte de las autoridades estadounidenses para eliminar a la violencia de género como una causal para otorgar auxilio y acogida a las mujeres. “En México, la Ley Sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, la violencia de género sí es una causal para que una mujer sea considerada refugiada. En EU es diferente. El nuevo fiscal general (Willliam Barr) emitió una opinión en la cual planteó eliminar la violencia por actores privados (parejas o esposos), como un motivo para otorgar el asilo”, explicó.

Esta situación pone a las mujeres amenazadas por las maras en una crisis de extrema vulnerabilidad. “Hay muchas mujeres que tratan de salir y, al estar vinculadas en ese ambiente, intentan salir”, incluso se ven expuestas a la criminalización.

El Dato: La Declaración de Ginebra sobre Violencia considera a Centroamérica uno de los lugares más peligrosos en el mundo para las mujeres.

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