La volatilidad del dólar, aranceles, mayor precio de metales y la competencia asiática elevaron cerca de 30 por ciento los costos operativos de la industria joyera del país en el último año, lo cual hizo que se crearan estrategias para no frenar el consumo, como hacer piezas más pequeñas, delgadas o de menor calidad, por ejemplo usar oro de menos kilates para no subir los precios, explicó José Dávalos, director general de JD Joyeros.
“El productor absorbe el golpe más fuerte, se buscan estrategias para compartir el aumento de precios, la primera es disminuir el margen de utilidad del fabricante, luego se aumentan los precios finales y la tercera estrategia es buscar productos que den un look similar, aunque estén un poco más ligeros”, dijo a La Razón.
Por ejemplo, el precio promedio del anillo de compromiso con diamante es de 6 mil 800 pesos, unos 350 dólares, pero antes ese monto representaba 450 dólares y alcanzaba para adquirir un diamante de mayor calidad o tamaño.
Además, las argollas de matrimonio ahora son más ligeras, pues hace cinco años el peso promedio era de unos 15 gramos y hoy pesan sólo 10 gramos, “bajamos un 33 por ciento el peso para que económicamente sigan siendo atractivas”, dijo.
Dávalos afirmó que el sector “está nervioso con los incrementos cercanos a 30 centavos por día en el tipo de cambio”, porque les afecta en el consumo de los artículos que fabrican, pues “en la mente del consumidor, en momentos de incertidumbre cambiaria, la reacción inmediata es frenar la compra de productos relacionados al dólar”.
Detalló que hay materias primas que se deben importar en 100 por ciento, como el platino, que no se produce en el país, por ello les afecta al aumento en el tipo de cambio, aunado a los aranceles que se pagan para ingresar al país algunos artículos, como los diamantes de los anillos de compromiso; caso contrario al oro o la plata, pues 95 por ciento es nacional.
Ante ello, comentó que al importar un diamante a México se paga 16 por ciento de IVA por pieza, más gastos aduanales y transporte, lo cual crea una debilidad ante otros países, como Estados Unidos, donde sólo se paga una tasa de 1.5 por ciento por importar piedras preciosas.
Otro factor determinante para el sector joyero nacional son los fabricantes asiáticos, quienes tienen mano de obra más barata y venden sus productos por canales informales, lo que ocasionó una caída de un 80 por ciento en las exportaciones de artículos terminados, de 2011 a la fecha.
En ese año, el valor de las exportaciones ascendía a mil 252 millones de dólares, sin embargo en 2015 bajó a sólo 285 millones, es decir, 77 por ciento menos, y se espera que cierre este 2016 en 340 millones de dólares, dijo el director general de la compañía.
Recordó que en México hay un consumo anual de 180 millones de dólares en joyería de alto nivel, y en lo que va del año ya se han obtenido unos 160 millones de dólares, sin contar el último trimestre.
A pesar de los retos en el sector, el empresario prevé que al término de 2016 la venta de joyería en México se incremente entre 18 y 20 por ciento.