El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicable a estas bebidas pasará a 3.08 pesos por litro a partir de 2026, lo que significa un alza de 87% respecto al nivel actual de 1.64 pesos.
Según la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb), esta modificación fiscal provocará aumentos de entre 10 y 15% en los precios al consumidor. La organización estima que hasta 150 mil empleos en la cadena de valor podrían verse comprometidos y que unas 400 mil tienditas resentirán la caída en ventas, dado que estas bebidas representan en algunos casos cerca de 30% de sus ingresos.

El alza aplicará tanto a refrescos con azúcar como a versiones con edulcorantes. Estudios científicos muestran que sustituir azúcar por estos aditivos reduce en promedio 39 gramos de azúcar y 134 kilocalorías al día, sin alterar la glucosa, la insulina o la presión arterial en personas con diabetes. Organismos internacionales y la Cofepris han respaldado su seguridad.

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En contraste, un análisis publicado en 2024 por académicos de la UNAM concluyó que el IEPS, vigente desde 2014, no ha reducido el consumo ni la incidencia de diabetes en el país. La OPS también ha señalado que los consumidores suelen reemplazar refrescos por otros productos al aumentar los precios, lo que limita los beneficios del impuesto.
De acuerdo con la OCDE, México ha destinado cerca de mil millones de dólares en cinco años al tratamiento de enfermedades asociadas al azúcar, mientras que el presupuesto de salud proyectado para 2026 supera los 965 mil millones de pesos.
El secretario de Salud, David Kershenobich, destacó la relación entre el consumo excesivo de refrescos y enfermedades crónicas como la diabetes mellitus y las cardiovasculares. Expertos coinciden en que un mayor impuesto debe acompañarse de medidas adicionales como educación nutricional y acceso garantizado a agua pota
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