Estiman que cuesta de enero llegue a marzo y pegue a minisalario

El presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera, advirtió que la “cuesta de enero” tendrá una pendiente “bastante empinada, gélida, solitaria y oscura” que se prologaría hasta el primer trimestre del año, por lo que vaticinó que el primer mes del 2023 será el punto de arranque “de un año complicado”.

En entrevista con La Razón, expuso que dicha cuesta se reflejará en la baja de consumo, debido a la ola de aumentos que incluso iniciaron antes de que terminara 2022, con lo que el alza al salario mínimo de 20 por ciento para este año, “pues prácticamente ya lo absorbieron”.

“Por lo tanto, estamos otra vez en números rojos por el bajo nivel de consumo”, alertó al estimar que la cuesta de enero se prolongará por lo menos durante el primer trimestre del año, al menos.

Aseguró que previo al término de 2022, la escalada de aumentos bien pudo rebasar ya el aumento salarial, que sumado a los gastos de las fiestas decembrinas llevará a muchas familias a terminar en las casas de empeño.

“Realmente estamos en una temporada crítica, en una pendiente muy empinada que no hace nada fácil arrancar el año en términos económicos”, afirmó.

Consideró que el consumo de productos básicos cayó 30 por ciento durante 2022 y con ello las ventas y las utilidades de las empresas. “Hay una real contracción de consumo y, por ende, de ventas en lo esencial. Las personas han cambiado sus hábitos de consumo al priorizar gastos; por ejemplo, ha bajado la compra de proteínas, en todas sus modalidades, porque resulta poco accesible para las personas en situación vulnerable”, dijo.

Señaló que la opción para ese sector de la población es el huevo, las vísceras, las marcas genéricas y las compras a granel, sobre todo en productos que son de consumo diario como granos, azúcar, sal, café y aceite, así como productos de aseo personal y para la limpieza del hogar.

“Ésa es la respuesta que las personas han tenido a su bajo poder de compra, al recurrir a productos de menor calidad y precio, aunque no sean de su preferencia, porque es para lo que les alcanza; la despensa quincenal ya es sólo un recuerdo”, destacó Rivera.

Por su parte, el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM, Ignacio Martínez Cortés, advirtió que la cascada de aumentos en productos de la canasta básica mantendrá en la pobreza a las clases más desprotegidas.

En entrevista, coincidió en que el consumo individual disminuirá, lo que provocará que la actividad productiva no repunte, lo que conllevará a una lenta creación de empleos, además de que “el salario sea muy pobre más allá del incremento recientemente autorizado al salario mínimo”.

Destacó que desde la segunda quincena de diciembre de 2022 alimentos de consumo familiar, tuvieron importantes incrementos en sus precios; tal es el caso del huevo, el pan blanco, pan de caja, tortillas y azúcar, por mencionar algunos.

“Esto provoca que haya incremento en otros alimentos que utilizan tales productos como insumos, lo que provocará el incremento de la inflación subyacente, y con ello minimizará los efectos positivos del incremento salarial del 20 por ciento para este 2023, presionando aún más el gasto de las familias”.

El coordinador del LACEN sostuvo que otro “fuerte incremento de precios”, se ha dado principalmente en alimentos básicos como son frutas y hortalizas que de por sí tienden a incrementare de precio por tres diferentes factores: por temporalidad climática, el incremento de precios al productor, y el alza en los precios que provocan los intermediarios.

“Además un punto muy importante es la participación del crimen organizado que se ha convertido en un cártel en términos económicos, ya que domina ámbitos que van desde la cosecha, hasta la distribución, principalmente en el sector primario, lo que incide en 2.0 puntos porcentuales de la inflación”.

Por tanto, el coordinador del LACEN estimó que 2023 tendrá un inicio con diversos incrementos de precios por lo ya mencionado, a su vez por las decisiones de política monetaria que seguirán con tendencia restrictiva y sin expectativas de pronta disminución.

Martínez Cortés señaló que ello tendrá como consecuencia el encarecimiento del uso del dinero plástico, lo que será negativo para el consumidor.

Lo anterior, porque ante las altas tasas de inflación y el bajo poder de compra, las tarjetas de crédito se han convertido en una opción de financiamiento para cubrir las necesidades básicas de las familias.

Lo mismo sucederá para el resto del financiamiento privado, como el hipotecario. “Todo eso inhibirá la inversión privada, principalmente por parte de las empresas y el consumo individual”.