Cinismo del priista Óscar Levín Coppel

Foto: larazondemexico

“La diferencia entre un político y un estadista es que el primero piensa en la próxima elección, y el otro en la próxima generación”: Es una pena apelar a esta frase del gran James Freeman Clarke para escribir sobre Óscar Levín, quien es un simple diputado de turno.

Pero ayer, entrevistado por Pepe Cárdenas en Radio Fórmula, Levín exhibió al PRI como un partido de luz corta, interesado en recuperar el poder dentro de tres años y no en que México vuelva a prosperar.

“Es una solución a la crisis, porque la reforma fiscal integral no la hemos hecho, esperamos hacerla ahora que el PRI sea gobierno”, dijo acerca de la Ley de Ingresos aprobada en la Cámara, con mayoría priista de 167 votos.

Y tuvo la doblez, la falsedad de agregar: “Eso es lo que queremos, lo que queremos es cambiar la política económica, no tener este modelo neoliberal que ahoga a los pobres y beneficia a los ricos.

O sea que el PRI que representa Levín —integrante del grupo económico de la bancada en San Lázaro— nada tiene de estadista, no le importa si el México gobernado por el PAN se hunde, pues la culpa será de Felipe Calderón, del jefe Diego, del Yunque, de la madre de los tomates. Pero no del PRI.

Sin embargo, Levín es sólo un escudero. ¡Y eso es lo preocupante! Porque los pajes de la política únicamente repiten el criterio de sus líderes. Recordemos, entonces, que su jefa política es Beatriz Paredes.

Y que, durante la discusión de esta Ley de Egresos, Paredes se alió a Enrique Peña Nieto, para empujar el incremento del 15 al 16 por ciento en el IVA —y no el dos por ciento al consumo general— aun siendo un paquete escasamente útil para el próximo año, nunca para el futuro.

Es una fracción que da por hecho su triunfo en 2012, que está engolosinada con sus recientes victorias electorales y por eso frena una reforma estructural en materia tributaria, a sabiendas de que es lo que necesita el país ahora.

Mezquina, roñosa, avara y egoísta, esta rama del PRI prefiere que al actual gobierno termine de irle mal, siempre que eso le sirva a ella para hacerse de la Presidencia de la República dentro de tres años.

El fin justifica los medios… sin detenerse a pensar que esta creencia representa lo peor de Maquiavelo: “Gobernantes y otros poderes han de estar por encima de la ética y la moral para conseguir sus objetivos o llevar a cabo sus planes”.

Ah, pero lo cierto es que saben tanto que no saben a nada.

Porque por ese camino no llegarán a Los Pinos.

Sino a la ruina de Los Pinos.

ruben.cortes@3.80.3.65

fdm

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