Los países “pigs”

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Foto: larazondemexico

Por mucho que el término de “países pigs” se acuñara en la década de los ochenta, cuando se dudaba de que alguno de los países a los que hace referencia el acrónimo (Portugal, Irlanda, Grecia y España, así como Italia en su momento) pudiera llegar a pertenecer a la Unión Europea, su uso (hasta el abuso) en las circunstancias actuales, y muy especialmente desde la declaración de insolvencia de Grecia, denota el rescate de una serie de prejuicios que parecían olvidados.

Los países “pigs” serían hoy, además de por efecto de la crisis económica y como resultado de la mala gestión en tiempos de bonanza, los más despilfarradores y endeudados, con una importante economía sumergida y dudoso control fiscal, propensos a la corrupción y a la creación de clientelas políticas que impiden su modernización definitiva, etcétera. Sobre Grecia no se dice otra cosa y cuando se habla de ella en la prensa europea se termina dando siempre la imagen de un país conformado casi únicamente por funcionarios parásitos y jubilados antes de

tiempo, y aspirantes todos ellos a seguir viviendo

de las ayudas europeas; tanto que el primer ministro, Papandreu, en una reciente visita a Alemania se vio obligado a afirmar que ni todos los alemanes eran nazis ni tampoco todos los ciudadanos griegos son corruptos por definición.

Es, sobre todo, la prensa británica la que emplea este término de “países cerdos” para designar a los cuatro países que más problemas están teniendo para salir de la crisis y que promete ser larga. Ahora se les pide productividad, eficiencia: la misma que la de los países del norte. Grecia necesita cincuenta mil millones de euros sólo en este año para intentar reflotar la economía del país, y España, en cuanto socio europeo y por tanto obligado a contribuir en la medida de sus posibilidades, le ha ofrecido dos mil millones, es decir, la propina que se deja en estos casos junto al café y que da idea de la situación de necesidad que vive la propia España. Queda lejos ya aquella imagen que se propagaba en esa misma prensa de los países mediterráneos como lugares envidiables en los que se sabía vivir y disfrutar de la vida, aunque todavía sea a donde acuden mayoritariamente sus ciudadanos cuando buscan sol y descanso. Ahora sus titulares de prensa dicen algo así como “Los países CERDOS tienen graves dificultades” o, peor aún, “El futuro de los CERDOS es incierto”… Como escribía alguien en un artículo del Financial Times, el término es, desde luego, poco halagador y, cualquiera lo diría, bastante insultante, pero es lo que hay. La ventaja es que, según las últimas encuestas, los españoles somos de los últimos ciudadanos europeos en cuanto a nuestros conocimientos de inglés. Será por eso que apenas se oyen protestas al respecto y es que, eso dicen, hay que ser positivos.

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