Cacle-cacle

Susana López Aranda

Ésta del título era la carta de presentación de la malosa bruja Ágata, de la extrañada y disfrutable historieta de La Pequeña Lulú. Así, por extensión (y buenas dosis de nostalgia), cuando alguien se comporta en forma maligna y perversa suele denominársele bruja-cacle-cacle y todo queda clarísimo; Quicle-quicle, como diría su sobrina, la minihechicera Alicia, de la misma fuente.

Érase una vez, de brujas más que de hadas, el archiconocido cuento de los hermanos Grimm, Blancanieves, es parte infaltable en la (de)formación de todo niño, gracias básicamente a la versión fílmica de Disney. La aterradora imagen de la pésima madrastra con su fruta envenenada, queda como marca indeleble en las psiques infantiles para siempre jamás. De ahí en adelante, morder una manzana o adoptar una madrastra siempre debe pensarse dos veces…

Muy a tono con la actual corriente revisionista de viejos cuentos fantásticos (Hansel y Gretel, Las habichuelas mágicas, etc.) esta nueva versión de la historia de la huérfana, la bruja y la manzana participa, además, de la curiosa —y hay que decirlo, bastante inútil— idea de revivir el cine mudo, y en blanco y negro, que la película francesa El artista (M. Hazanavicius, 2011), luego de acumular premios a granel (Óscares, Bafta, Cannes, AFI, entre otros) puso en circulación mundial. Blancanieves; sin embargo, está mucho mejor lograda y es mucho más interesante, kinky y entretenida.

Como la producción es mayoritariamente española y a mucha honra, pasa toda en Sevilla en los años 20, por lo que en lugar de rey el padre de la susodicha es un torero rico y famoso (Giménez Cacho) que queda paralítico por una terrible cornada. La esposa muere al dar a luz y la huérfana (Oria y de adulta,García) crece maltratada por la ambiciosa enfermera que pronto se casa con el ex torero. La madrastra bruja (Verdú), mientras se apodera de la película, se deshace del torero y manda ultimar a la huérfana (el chófer, su sumiso esclavo sexual, es el encargado). Ahí aparecen los enanos, son 7 y son toreros. Los hay gruñones, cándidos, enamoradizos, y también travestidos y necrofílicos. En lugar de cuidar a los enanos, Blancanieves se lanza al ruedo, luego viene lo de la consabida manzana y así hasta el final que ha sido objeto de otra vuelta de tuerca.

Combinación pues de Carmen y Blancanieves, la película, contra lo que le pasaba a El Artista, está contada con sorprendente fluidez, y como si fuera un traje de luces, ostenta una fotografía muy sobresaliente, bella y expresiva. Por si fuera poco, la música es otra de las virtudes destacables, que combina la inspiración operática con el flamenco. Que no se pronuncie palabra y que haya letreros explicativos, en este caso va simplemente de pilón.

suslopez@hotmail.com

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