Jorge Medina-Mora E.
La megalópolis posee lugares de solaz y esparcimiento para la gente de todas las edades, gustos y preferencias. Entre los sitios más concurridos por quienes gustan de la vida nocturna están los bares, antros y giros negros. En estos comercios, como regla general, corren ríos de licor que, para lamento de algunos, no siempre son de buena calidad.
Así, quienes se van de parranda la noche entera y abusan de las bebidas alcohólicas son candidatos naturales para experimentar el llamado vampirazo. Éste consiste en que al salir del local y enfrentar la luz diurna, después de una “noche loca”, los ojos no resisten el resplandor del sol, cual ser espectral de película hollywoodense. No obstante, existen los vampiros que cruzan por la noche sin mancharse.
Fotografía: Para la fiesta, el reventón o la pachanga, la ciudad tiene sitios disponibles a cualquier
hora los siete días de la semana. Luces, música y bullicio son los componentes que no pueden faltar
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