“Fiódor Dostoyevski: epilepsia y sufrimiento”

Dra. Yolanda Pica

1850: prisión de Omsk, Siberia, un joven de 29 años es sentenciado a muerte, Dostoyeski, ingeniero, acusado de ofensa criminal contra el gobierno, la reacción ante la sentencia: crisis convulsiva que es diagnosticada como Epilepsia por un médico. Un año con la sentencia y con ensayos de su fusilamiento marcan al escritor de por vida, momentos antes de su ejecución recibe indulto del zar, es condenado a trabajos forzados por cuatro años y a enrolarse en el ejército, en 1859 logra ser dado de baja por su padecimiento.

Considerado el precusor de la novela existencialista que se apoya en la libertad de los individuos, considerando la verdad como algo subjetivo.

Autor de “Humillados y Ofendidos”, “Los Hermanos Karamazov” y su novela autobiográfica “El Idiota” donde se funde con el protagonista el príncipe Myshkin , la historia de un epiléptico que recibe un don con la enfermedad y persigue su salvación a través del sufrimiento. Si bien la epilepsia que padeció es la conocida como “Tipo Gran Mal” por presentar convulsiones tónico clónicas generalizadas (pérdida de la conciencia, movimientos involuntarios de las cuatro extremidades, amnesia al evento), el lugar donde empezaban las descargas es una parte lateral del lóbulo temporal, zona del cerebro ligada a las emociones placenteras, por lo que el “aura” o aviso de las crisis que padecía era tipo Extático, que es descrita por él: “sentimientos positivos e intensos de bienestar, plenitud y belleza, una dicha suprema que no cambiaría ni por todas las alegrías de la vida” , “Siento que el cielo ha descendido a la Tierra”, después llegan la convulsión, y días de depresión profunda.

Su enfermedad influyó en su obra, le permitió encontrar otros puntos de vista y juicios de valores que sin padecerla no hubiera logrado.

Sus desdoblamientos de personalidad describen paso a paso la parábola del asesinato en “Crimen y Castigo” y el personaje: Raskolnikov, puede describir la justificación de su ilícito seguido de la conciencia de su maldad con la siguiente dosis de dolor y humillación.

Su padecimiento le salvó la vida y lo llevó a ser el gran escritor que fue. según Stefan Zweig “el mejor conocedor de almas de todos los tiempos”.

Heredó a uno de sus hijos (Aliosha ) su enfermedad, el pequeño murió a los tres años en un estatus epiléptico siendo este hecho el mayor dolor de su vida.

Exitoso en su época, buscó cura en los países que pudo visitar y al final tuvo que aprender a vivir con su enfermedad. Con una vida atormentada, constantemente endeudado por su compulsión al juego murió en San Petesburgo en 1881.

Para él “el secreto de la existencia no consiste solo en vivir, sino en saber para que se vive”.

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