Cuatro sentidos de la vida

Cuando se habla del sentido de la vida no siempre es claro de qué se habla. La palabra “sentido” puede entenderse como “significado”, es decir, como aquello que interpreta o da la razón de ser de algo, pero también puede entenderse como la “orientación” o “dirección” de una línea o de un movimiento.

De adoptar esta última acepción, la pregunta por el sentido de la vida puede plantearse en dos dimensiones: una individual, que se restringe al sentido que cada quien da a su vida en cada momento, y otra general, que se cuestiona el sentido que puede tener la vida en su conjunto en el devenir del universo.

Quedémonos con la primera pregunta, que es más modesta, pero no por ello más sencilla de responder.

Podríamos decir que hay cuatro sentidos de la vida individual que uno puede adoptar en cualquier momento: el de volver, el de permanecer, el de viajar y el de deambular.

Puede ser que queramos volver a un sitio, por ejemplo a la tierra natal, como Ulises, o que deseemos permanecer exactamente en donde nos hallamos, por ejemplo, en la casa en la que ahora vivimos, o que pretendamos emigrar a un lugar en lo particular o que simplemente queramos vagar por el mundo sin un destino fijo.

Pero estos sentidos de la vida no deben entenderse únicamente de una manera espacial. Detrás de cada uno de ellos hay una actitud ante el cambio: en el primero uno quiere que las cosas sean como antes o, por lo menos, lo más parecido a como fueron; en el segundo, uno quiere que nada cambie, que todo siga exactamente como está ahora; de acuerdo con el tercero, uno quiere cambiar con una meta muy específica, quiere alcanzar esto o aquello; por último, cuando uno adopta el cuarto, lo que se busca es dejar de permanecer como se está ahora y cambiar de cualquier forma.

Piense usted, estimado lector, en qué estación de su vida se encuentra ahora. ¿Qué es lo que desea? ¿Quiere volver, como en el título de aquel famoso tango de Gardel, a algún sitio o a algo o a alguien? ¿Quiere salir de la situación en la que se halla, sin importar a dónde lo lleve el destino? ¿Está satisfecho o incluso feliz con este momento de su vida y no quisiera que nada cambiara? ¿Pretende que su vida cambie de una manera específica: se quiere casar con alguien, quiere obtener un empleo en lo particular?

Puede ser que no pueda responder a estas preguntas, que no sepa si quiere volver o permanecer o emigrar o deambular. En ese caso podría decir con justicia que no sabe qué sentido darle a su vida. Si ése es su caso no se acongoje ni se avergüence. No es el único que está en esa misma circunstancia.

guillermo.hurtado@3.80.3.65

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