Programas como Extreme Makeover o The Swan llevan varios años de existir y tener cierta popularidad. Ofrecer una transformación física radical a hombres y mujeres es un gran espectáculo voyerista. Es la promesa de la belleza perfecta que vende la industria de la cirugía plástica para alcanzar el “ideal” de una imagen estandarizada como si la belleza fuera, dice Naomi Wolf “una cualidad objetiva y universal”.
Criticar estos concursos y en general cualquier intento de establecer estándares arbitrarios, inflexibles y crueles de cómo deben verse las personas, sobre todo las mujeres, hace enojar a algunos que solo son capaces de entender el mundo en blancos y negros: estás contra la belleza y en pro de la fealdad; estás a favor de la gordura y en contra de la salud.
NO se trata de estar en contra de lo bello sino A FAVOR de la libertad para criticar, reflexionar y elegir el estilo estético que vaya de acuerdo con lo que está en nuestra mente y no para complacer expectativas sociales y culturales de otros.
Dice Susan Sontag que “no es el deseo de ser bella lo que está mal, sino la obligación de serlo o tratar de serlo. El ideal de belleza es una forma de auto opresión porque cada parte del cuerpo es sometida a un desesperado escrutinio y porque jamás se alcanza la perfección”. A los hombres se les evalúa como parte de un todo. Ni siquiera existen las medidas exactas para la belleza masculina como el 90-60-90 de las mujeres.
Es liberador ser capaz de tomar distancia de lo que significa belleza en el mundo occidental posmoderno, porque no es solo un asunto personal. También es un tema político y cultural; los testimonios de cada una de las mujeres tienen una dimensión personal y una social.
Todos podemos hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana. La critica se dirige a un sistema que exige UNA y SOLO UNA apariencia para darle trabajo a las mujeres, para considerarlas profesionales o candidatas a que alguien pueda enamorarse de ellas: delgadas, depiladas, cabello lacio, maquilladas impecablemente, bien vestidas, manicuradas, entaconadas y sonrientes.
La pregunta es muy simple: ¿Por qué así y no de cabello chino, con algunos kilos de más, maquillaje opcional, zapatos bajos, la ropa que vaya de acuerdo a su personalidad y gustos y sonrientes solo si les da la gana? (ser serias también forma parte del territorio de la libertad).
La propuesta es promover ideales de belleza más incluyentes y saludables, que no tengan que pasar por la liposucción de cuello, axilas, cintura, espalda, implante de mentón, microblading de cejas, implantes de pestañas y depilación de todo el cuerpo y la cara.
Es necesaria de modo urgente una reinterpretación de la belleza, dice Wolf, que no sea competitiva, ni jerárquica ni violenta.
CRITICAR NO ES IMPONER UN CRITERIO. Es hacerse preguntas sobre todo y no dar por hecho nada, ni trivializar ni banalizar ninguna discusión.
*Vale Villa es psicoterapeuta sistémica y narrativa desde hace 15 años. Este es un espacio para la reflexión de la vida emocional y sus desafíos.
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