EU: un año a la deriva

Foto: larazondemexico

El festejo del primer año de Trump se opacó por las protestas en más de 200 ciudades de la Unión Americana. La “Marcha de las Mujeres” es un movimiento que inició hace un año y que hoy engloba una serie de banderas que va, incluso, más allá del espectro meramente feminista: la igualdad, la no-discriminación, la democracia, la libertad de expresión, el trato digno al migrante, el respeto a la prensa, la no manipulación de los datos científicos, la protección del medio ambiente, etc.

Así, lo que empezó siendo una marcha motivada por la denigrante forma en la que el presidente hablaba sobre la mujer en aquel escandaloso video que le dio la vuelta al mundo y sorprendió por su lenguaje soez, ahora es una figura simbólica de la resistencia contra el retroceso humano que implica la presidencia de Donald Trump.

Para algunos puede sonar exagerado hablar de retroceso humano, pero lo sostengo. Donald Trump ha traicionado los valores fundacionales de Estados Unidos, ha debilitado su lugar como líder moral y como potencia dominante, y ha puesto en peligro el progreso social, económico y político de esta nación. El capitán ha perdido la brújula y se conduce, dando tumbos, como quien realmente no sabe a dónde ir y termina sin ir a ningún lado.

Cuando tenemos como gobernante a un iletrado que representa lo más bajo de nuestros tiempos relativistas, los parámetros con los que juzgamos y diferenciamos lo correcto de lo incorrecto; lo bueno de lo malo; lo cierto de lo falso, se tambalean y nos dejan a la deriva. De fondo es una actitud necia que se empeña en el dominio de la opinión —el imperio de la fuerza— por sobre la realidad de los hechos. Es la falta de dirección y de madurez del adulto que se pliega a las leyes y a los hechos para moderar su conducta contra el capricho de un niño que no entiende que no entiende.

La libertad se simula; la verdad se manipula; la igualdad se condiciona. Trump es un baño helado con el que despertamos luego del sueño que inspiró Obama. Barack representó para muchos el inicio de una era posracial, inclusiva y de diálogo diplomático. Parecía que por fin la humanidad podía transitar suavemente hacia un futuro más racional y humano. Sin embargo, sabemos que el sueño se quedó corto y este despertar ha sido amargo.

Trump ataca la verdad —científica, económica, social, moral— e impone sus opiniones por la fuerza. Si bien Obama resultó una utopía, Trump es un regreso a un pasado vergonzoso que no por quedar atrás está muerto. Es el reino de la mentira asumida como verdad alternativa. La verdad del hombre —de la dignidad y la democracia— no puede ser alternativa. Que sigan las protestas y la resistencia, la humanidad no puede renunciar a una brújula moral.

Temas: