Más allá de que se esté o no de acuerdo con la manera de gobernar, no cabe duda de que tenemos a un Presidente extremadamente popular.
Sus niveles de aceptación entre la población no dejan de subir. Dependiendo del medio que publique la encuesta, pero entre el 70 y el 85 por ciento de la gente aprueba el desempeño de Andrés Manuel López Obrador hasta el momento.
La confianza del consumidor va al alza. La gente cree que el país está en buenas manos. López Obrador ha logrado generar una percepción de que las cosas ya están mejor de lo que estaban hace solo 100 días, y que estarán todavía mejor que hoy. Las mañaneras del presidente han conectado con la gente.
Y se puede asumir que esta popularidad se incrementará todavía más cuando los miles de millones de pesos de los programas sociales sean entregados a sus beneficiarios. ¿A quién no le va a gustar que le regalen dinero? El amor por el Presidente irá en ascenso.
La gran pregunta es ¿hasta cuándo? En mi opinión hay dos variables que son los flancos débiles del gobierno, y por lo tanto del Presidente: 1) la inseguridad pública; y 2) la economía. En el primer caso las cifras hablan por sí mismas, y la delincuencia va en aumento. La instalación y entrada en operación de la Guardia Nacional va a llevar su tiempo, años incluso.
Y el otro tema es la economía. El Presidente y su gobierno no han logrado conectar con la gente del dinero. Los inversionistas, nacionales y extranjeros, ven a México con reserva. Las calificadoras ya lanzaron advertencias y han bajado expectativas. Los bancos y dependencias, oficiales o no, han bajado sus pronósticos de crecimiento para el presente año (debajo de 2 por ciento, en promedio). Ya hay señales de que la economía se está desacelerando.
Si la delincuencia continúa rampante, y la economía se deteriora lo suficiente, es muy probable que los altos niveles de aprobación del Presidente empiecen a bajar. Es momento en que todavía se pueden corregir cosas y mandar señales positivas a los inversionistas. López Obrador tiene que entender que sin el capital privado su proyecto de nación no va a prosperar.
Por ello es por lo que la enorme popularidad de la que goza el Presidente se puede desgastar rápidamente. Esperemos que no sea así, que la delincuencia se abata lo más pronto posible, y, sobre todo, que la economía no se descomponga. Queremos que el Presidente continúe siendo tan querido como hasta ahora.
En otro tema. Finalmente, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) aprobó la compra de Fox por parte de Disney, sujeto a la venta de todos los canales de Fox Sports. Tal como sucedió en Estados Unidos y en Brasil, y que en este espacio dimos cuenta.