Los dolorosos acontecimientos conocidos la semana pasada, que pusieron como epicentro al ITAM, obligan a un necesario e impostergable ejercicio de reflexión para erradicar ciertas prácticas y conductas académicas, no sólo en el ITAM, sino en cualquier ambiente universitario y en la sociedad en general.
Misión. Por esencia, cualquier buena universidad busca al menos expandir el conocimiento, ser una conciencia crítica y contribuir a la formación de los liderazgos que requiere la sociedad, poniendo en el centro al ser humano en una dimensión comunitaria, para proveer a la atención de sus necesidades y el desarrollo de sus capacidades. Debe, por supuesto, ser un lugar alimentado por la pluralidad, la diversidad, el diálogo, el respeto mutuo y la integración de la comunidad, particularmente la estudiantil. El ITAM está comprometido con esa misión.
Falsos debates. Algo que me parece muy pobre y lamentable en algunas reacciones y testimonios de los últimos días, es cierta incapacidad para entender los cambios generacionales y aceptar la absoluta pertinencia de un conjunto de demandas de los actuales estudiantes. Hay que aceptar que la sociedad ha cambiado: cada vez los entornos familiares se reducen más, con lo que la contención que un estudiante puede tener hoy, en ese contexto, suele ser menor que en épocas anteriores; la actual generación es, por otra parte, mucho más consciente de sus derechos: cuestiona a la autoridad y le asigna un valor central a la protesta; las interacciones y relaciones han cambiado drásticamente con la irrupción de las redes sociales y, adicionalmente, el ambiente político y social de polarización y encono que hay en el país, sin duda no contribuye al entendimiento del otro y a buscar puntos de encuentro en ese necesario diálogo intergeneracional. El reto por atender las necesidades integrales de salud universitaria es global y ya universidades del prestigio de Harvard, MIT y Yale tomaron medidas al respecto.
El ITAM ha reaccionado en los últimos años para atender esos desafíos. Sin embargo, como quedó claramente demostrado en el diálogo universitario del pasado viernes 13, la respuesta no fue la esperada por la comunidad de estudiantes. Hay ahora un parteaguas que nos obliga a abordar la problemática con mayor sensibilidad y empatía.
ITAM 2020 y en adelante. Con excepción de la excelencia académica —el sello característico de la casa desde 1946— y la imperiosa necesidad de equilibrarla con la salud física, mental y emocional del alumnado, premisas ambas que no se ponen en duda, hoy, todos los demás factores están en la mesa de diagnóstico y evaluación para mejorar al ITAM. Nada, absolutamente nada, justifica que se presenten conductas de acoso sexual, machismo, violencia de género, homofobia, misoginia, bullying, prepotencia u hostigamiento de ningún tipo que puedan generar estrés y afectar la confianza, la estima y las capacidades de las alumnas y los alumnos.
Es un momento pertinente para discutir si los modelos de aprendizaje, los mecanismos de evaluación, la aplicación de los conocimientos adquiridos, las conductas en las relaciones entre la comunidad universitaria, entre muchos otros temas, son los adecuados para que el instituto pueda resolver satisfactoriamente sus desafíos de corto, mediano y largo plazos.
A pesar de las diferencias en las visiones que pudiera haber entre el alumnado, el cuerpo académico y los directivos, me parece que a todos nos anima de buena fe el deseo de mejorar al ITAM. Hay una comunidad robusta y participativa de alumnos, profesores, administrativos, exalumnos y autoridades, que está trabajando en ello. También de observadores y aliados externos.
A partir del reciente nombramiento con el que fui honrado, como director de Asuntos Estudiantiles, tengo la responsabilidad y el renovado compromiso de contribuir decididamente a aliviar las problemáticas planteadas por todos los alumnos y alumnas itamitas. Con la colaboración solidaria de nuestra gran comunidad universitaria estoy seguro de que saldremos adelante, manteniendo en alto el nombre del ITAM, preservando su distintiva excelencia académica y atendiendo en todo lo posible al bienestar presente y futuro de todos sus miembros. Será el ITAM de la excelencia académica y humana.