En el anterior Pesos y Contrapesos vimos como el crecimiento de la economía se ha reducido. Durante los tres primeros trimestres de 2023, considerando al Producto Interno Bruto, PIB, la economía creció, en dada uno, 3.5%.
En el cuarto trimestre creció 2.5%, un punto porcentual menos, el 28.57%. Según el Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE, en junio de 2023 la economía creció 4.0%. En diciembre el crecimiento fue 2.1%, 1.9 puntos porcentuales menos, el 47.5%.
¿Qué se requiere para que la economía crezca más? Que directamente se invierta más, inversiones directas que se destinan a la producción de bienes y servicios, a la creación de empleos, a la generación de ingresos, inversiones que pueden ser nacionales o extranjeras, tratándose entonces de la Inversión Extranjera Directa, IED, que en 2023, según los datos de la Balanza de Pagos, del Banco de México, sumó 36 mil 058 millones de dólares, 0.7% menos que en 2022, 36 mil 312 millones.
La IED se divide en tres rubros: nuevas inversiones, reinversión de utilidades y cuentas entre compañías (por ejemplo: los préstamos que la matriz le otorga a sus filiales que operan en otros países). De estos tres rubros el más importante, para medir la confianza de los empresarios extranjeros en la economía de un país, es el de nuevas inversiones, rubro en el cual las cifras no son buenas.
En 2022 las nuevas inversiones crecieron, con relación al 2021, 24.46%, y representaron el 48.14% de la IED. En 2023 las nuevas inversiones decrecieron, en comparación con el 2022, 73.5%, y representaron el 13.4% del total de la IED.
Entre 2018 y 2022, a lo largo de los últimos cinco años, en promedio anual, las nuevas inversiones representaron el 37.8% de la IED y su crecimiento promedio anual fue 16.2%. En 2023 las nuevas inversiones representaron el 13.4% de la IED, 24.8 puntos porcentuales menos que ese promedio, el 65.6%, y su crecimiento fue menos 73.5%, 89.7 puntos porcentuales menos, el 553.7%.
El comportamiento de las nuevas inversiones en 2023 resulta preocupante. Si a ello le sumamos las oportunidades que el nearshoring (desde el punto de vista de la cercanía geográfica con EU y de la vigencia del T-MEC), le brinda a la economía mexicana, dicho comportamiento resulta más preocupante, porque muestra que no las estamos aprovechando como deberíamos, y ello se debe, en buen medida, a la falta de friendlyshoring (desde la perspectiva del discurso gubernamental), y de secureshoring (desde el punto de vista del marco legal de la economía, comenzando por el capítulo económico de la Constitución).
La inversión extranjera directa (en activos físicos), ha dejado de entrar como venía haciéndolo. La inversión extranjera en cartera (en activos financieros), como lo ha señalado @GabySillerP, ha seguido saliendo. En 2019 entraron 7 mil 077 millones de dólares. En 2020 salieron 10 mil 308. En 2021 la salida fue de 44 mil 829. En 2022 salieron 5 mil 111. En 2023 la salida fue de 11,273 millones. Suma: 71 mil 521 millones de dólares.
¿Qué nos dice, de la confianza de los inversionistas extranjeros en el país, en general, y en la economía, en particular, la menor entrada de inversión extranjera directa y la salida de inversión extranjera de cartera?
¿Y cómo afectará a dicha confianza dichos como el de AMLO, en el sentido de que por arriba de la ley está su autoridad moral?